El Gran Premio de Australia suele ser una carrera llena de sucesos particulares. Al ser la primera vez que las máquinas rinden a máxima potencia, los problemas de fiabilidad forman parte del desarrollo habitual de la prueba en Melbourne, aunque también aparecen situaciones insólitas que tienen un gran efecto en la carrera. Este ha sido el caso de Haas, cuya carrera que prometía ser de ensueño se convirtió en una pesadilla en cuestión de dos vueltas en un circuito que tradicionalmente se le ha dado especialmente bien.

Kevin Magnussen realizó una buena arrancada desde la quinta posición de la parrilla y logró adelantar a Max Verstappen en los compases iniciales. El piloto danés hizo un buen trabajo manteniendo al neerlandés por detrás en las primeras vueltas y llegó a forzar al piloto de Red Bull a cometer un error al intentar superarle. Este incidente de Verstappen abrió la puerta a Romain Grosjean para ascender hasta el quinto puesto.

Los dos pilotos de Haas tenían el ritmo suficiente para conseguir el mejor resultado de la historia del equipo estadounidense y sumar una importante cantidad de puntos que les hubiera dado una ventaja significativa con respecto a sus rivales directos en la clasificación de constructores, pero ambos sucumbieron en uno de los momentos clave de la carrera. Las paradas en boxes de Magnussen y Grosjean pondrían fin a las esperanzas de la estructura en la primera cita del año.

El primero en cambiar sus neumáticos fue Magnussen, quien poco después circularía a velocidad lenta debido a una rueda mal ajustada en su Haas. Este incidente obligó al danés al retirarse de la carrera, pero ese no sería el único revés de la estructura. Grosjean sufrió un destino similar apenas dos vueltas después al salir de boxes también con una rueda suelta, por lo que tuvo que aparcar su monoplaza para bajarse del vehículo antes de tiempo.

Las caras en el muro de Haas eran un auténtico poema. Sabían que acababan de dejar escapar la mejor oportunidad que se les había aparecido desde su entrada a la Fórmula 1 en 2016. Un cuarto y un quinto puesto hubiera sido un resultado con el que habría confirmado las buenas sensaciones que habían mostrado en los test y en los entrenamientos en Albert Park, pero todo el trabajo realizado se esfumó de un plumazo. A pesar de este golpe, Haas intentará recuperar la motivación para lograr una actuación similar en Bahréin y compensar los puntos perdidos en Australia.