52 VUELTAS

Estaba claro que Lewis Hamilton iba a defender el interior de la primera y rápida curva cuando colocó su bólido medio inclinado en la parrilla. Aun así, Nico Rosberg le ganó el interior en la primera frenada, pero se pasó tanto que destrozó sus neumáticos y se saltó la primera curva. El equipo le avisó de que tenía que dejar pasar a su compañero de equipo, y así lo hizo antes de finalizar la primera vuelta. No fue suficiente: tuvo que entrar a boxes a cambiar unos neumáticos que le estaban causando demasiadas vibraciones. "¿Cuál es la estrategia ahora?", preguntó desesperado el alemán. La estrategia era tan alocada que desde el muro de boxes tenían recelos en informarle: llegar a la meta. Cincuenta y dos vueltas con los mismos neumáticos. El de Rosberg fue uno de esos errores que propician locuras que de otra manera nadie se habría atrevido a realizar. Completar la carrera sin volver a boxes era su única opción si quería competir por, al menos, un podio. Y no sólo lo logró, sino que llegó segundo a sólo 13,5 segundos de su compañero de equipo. Una locura. "Fue uno de los mejores pilotajes de Nico por recuperarse de su error en la curva uno", aseguró Paddy Lowe. Y no es para menos. Aunque los Pirelli, inusualmente duraderos sobre el nuevo asfalto de Sochi fueron la clave.

UN PEQUEÑO PASO PARA HAMILTON

Pero su compañero, Hamilton, tampoco lo hizo mal: rodó primero de principio a final desde la pole, obviando los escasos metros previos a la salida de pista de Nico. Al británico le faltó la vuelta rápida para completar el triplete, (se la llevó un magnífico Valteri Bottas en el último giro). Pero esta victoria le afianza como el favorito al título en disputa. Y es que Hamilton iguala el número de victorias de su compatriota Nigel Mansell, 31, con su noveno triunfo de 2014. La racha de victorias de Hamilton esta temporada le convierte, desde ya, en el piloto que pase lo que pase más triunfos tendrá este año. Ha completado cuatro carreras consecutivas ganando, y es la segunda vez que lo hace esta temporada. Sólo Michael Schumacher, en 2004, y Sebastian Vettel, en 2013, habían hecho lo mismo antes en Fórmula 1. El doblete ruso de las flechas plateadas ha sido un pequeño paso para Hamilton, y un gran paso para Mercedes.

LOS PIRELLI DURAN Y DURAN...

Por su parte, sus socios de McLaren han logrado una de sus mejores actuaciones de la temporada, sumando veintidós puntos gracias a la cuarta posición de Jenson Button y el quinto de Kevin Magnussen (en Australia lograron 33). Han superado a Force India en el campeonato de constructores y se sitúan en el quinto lugar. Muy al contrario que Ferrari, que pierde otro escalón a favor de Williams, a pesar de que sus dos coches han puntuado por décima vez en esta temporada. Pero la falta de victorias es la gran ausencia en su marcador. Si no lo remedian en lo que queda de temporada (y sólo quedan tres citas), Ferrari repetirá la desastrosa sequía de victorias de 1993.

En Sochi, Fernando Alonso vio con incredulidad cómo el gato se averiaba en su parada en boxes, arruinándole una carrera que prometía quedarse muy cerca del podio. Pero no ha sido el único obstáculo que ha tenido el español en Rusia: "El McLaren iba más rápido que nosotros hoy y Magnussen nos hubiera pasado. Al final me encontré con Ricciardo, tenía que ahorrar bastante gasolina en la última parte de carrera y lo intentaba mantener lejos en las rectas y luego ahorrar un poco de gasolina en la zona mixta". La durabilidad de los Pirelli ha sido sin duda una de las sorpresas del fin de semana, algo que Fernando aprovechó de buena gana: "Por lo menos se puede empujar todas las vueltas, no como en otras carreras cuando tenemos los súperblandos y tenemos que dar una vuelta y luego ahorrar neumáticos. Ha sido más divertido porque se podía empujar en todas las vueltas al máximo ya que los neumáticos no eran un problema".

RBR CONTRA TORO ROSSO

A parte de la primera vuelta, donde como tradicionalmente ocurre los coches se barajaron dentro y fuera de la pista, una de las maniobras más bonitas de la carrera se producía en el tercer giro, cuando Jean-Eric Vergne se defendía de Magnussen por la quinta posición. El McLaren se hacía con el interior de la primera curva, pero el Toro Rosso, muy combativo, le recuperaba terreno en el precioso curvón (una de las pocas partes mínimamente interesantes de este nuevo "tilkódromo"), y lo tomaba todo él por el exterior aprovechando hasta el último milímetro de la pista, con un par de latigazos incluidos, a toda velocidad hasta la siguiente frenada, en la que se volvía a situar por delante del danés. Por detrás llegaron ambos Red Bull para animar la situación. Kevin se deshizo poco después sin problemas del Toro Rosso, y fue divertido ver a los RBR adelantar a su hermano menor. Algo que les costó alguna que otra vuelta. Poco después, Vettel y Daniel Ricciardo protagonizaron un pequeño duelo en el sexto giro.

UN SUEÑO QUE SE DESINFLA

Finalmente, el sueño del ídolo local Daniil Kvyat, que el sábado estaba en una nube con su quinta posición, no pudo más que llegar decimocuarto. El consumo de gasolina fue un lastre que les alejó de los puntos dramáticamente: "Fue una carrera dura. No pude encontrar el agarre correcto y tuvimos que cuidar demasiado nuestro consumo de combustible. Al final también tuve que entrar en boxes otra vez al final de la carrera, perdiendo incluso más posiciones. Me hubiera gustado hacerlo mucho mejor aquí, en Rusia, delante de mi gente, de los que sentí su gran apoyo. Independientemente del decepcionante resultado final, ha sido genial correr en aquí".

UN EXPERIMENTO QUE NO CONVENCE

Pero no todos piensan como Daniil: más allá de las pocas situaciones deportivas acontecidas, la carrera se convirtió en la típica procesión de coches dando vueltas a un experimento que no ha terminado de convencer a nadie. Desde el minuto de silencio de apoyo a Jules Bianchi interrumpido por el himno ruso hasta los continuos primeros planos de ciertos personajes felizmente asociados imponiendo su presencia en las televisiones de todo el mundo (muchas veces esas imágenes luego pasan factura), todo parecía demasiado politizado. En realidad siempre lo está en cada carrera, pero esta vez todo chirriaba demasiado. Y encima no somos pocos los que pensamos que, todas estas cuestiones extradeportivas a parte, lo más espectacular del Gran Premio de Rusia ha sido la carrera de GP3. Qué gran contradicción para la máxima especialidad.