Marcus Ericsson espera que la temporada 2018 difiera sustancialmente en comparación al último año. El piloto de Alfa Romero Sauber reconoce que competir con una especificación de motor de 2016 perjudicó enormemente a la estructura suiza, pese a que centraron sus esfuerzos en maximizar el potencial del chasis.

"Para ser honesto, el equipo no tenía muchas opciones. Tenían que ir con las antiguas unidades de potencia por diferentes razones. Creo que esperaban que no fuera una gran desventaja, pero de inmediato, cuando me enteré de que Sauber iba a utilizar la unidad de potencia anterior, sabía que no iba a ser bueno, afirma a Motorsport.com.

"Todos pudieron ver lo que sucedió con Toro Rosso [utilizando viejos motores Ferrari en 2016], por lo que no fue una sorpresa, añade.

"El equipo no tenía muchas opciones"

De ese modo, el sueco reconoce que, tras la vuelta del parón veraniego, el ritmo del Sauber era un auténtico “desastre”, a un segundo de sus rivales, protagonizando una final de año a un ínfimo nivel en los últimos meses de competición.

“Todavía tienes que tratar de verlo de una manera positiva, y decir que nos enfocaremos más en el lado del chasis, y lo hicimos, pero seguro que iba a ser una gran desventaja, apunta.

"Pero con eso en mente, estoy bastante impresionado con el equipo y la fábrica y la forma en que pudimos seguir presionando y mantener el desarrollo. Después de las vacaciones de verano, realmente parecía un desastre: estábamos tan lejos del resto, estábamos a más de un segundo de distancia por vuelta, concluye.