Felipe Massa fue junto a Lance Stroll uno de los convocados a la rueda de prensa previa a la celebración del Gran Premio de Japón, en Suzuka. Dicha convocatoria viene provocada entre otros motivos por la confirmación de unos test que Williams realizará para evaluar la competitividad de Robert Kubica y Paul di Resta de cara a una posible incorporación para la próxima temporada.
Y es que, si Massa comenzó la temporada de forma competente, con dos sextos puestos en tres carreras y con apariencia de ser el más fuerte tras los Red Bulll, dichos resultados no se han vuelto a repetir, siendo el mejor conseguido un octavo lugar, algo lejos de las pretensiones que tenía el equipo Williams a comienzo de año.
La situación ha ido empeorando a lo largo de la temporada hasta el punto de que Lance Stroll, que tuvo un comienzo verdaderamente horrible con numerosos abandonos y sin conocer los puntos hasta la séptima cita del calendario, ya está solo un punto por detrás de Felipe Massa en la clasificación general, cuando la lógica invitaba a pensar que el brasileño debería ser el encargado de lograr los puntos del equipo mientras Lance Stroll se hacía a la competición.
Afortunadamente para Williams, aún conservan el quinto puesto en el campeonato de constructores, pero completamente fuera del alcance de Force India y pudiendo ser aun superados por Toro Rosso o Renault, lejos, una vez más, de lo que el equipo había predicho al comienzo del año.
Evidentemente, Felipe fue preguntando por dicho test, afirmando que eso no cambia su situación. Manteniendo la compostura, Massa explicó que conoce el equipo y el equipo le conoce a él, sabiendo lo que es capaz de dar, por lo que se sentía bastante relajado.
El discurso pareció ir tomando otros derroteros cuando Massa dijo que el test, que será con vehículos de hace dos o tres años, no son concluyentes, puesto que los vehículos son completamente diferentes. De igual manera, Felipe explicó que la decisión está totalmente en manos del equipo.
Felipe Massa realizó la petición de saberlo antes del Gran Premio de Brasil, para poder montar así una nueva segunda despedida de la Fórmula 1 ante su público.
