Haas llega a la cita de su segundo hogar, Bélgica, donde se encuentra la sede que el equipo estadounidense tiene en Europa, y que a su vez es un lugar de contrastes para uno de sus pilotos, Romain Grosjean.
En 2012, un fuerte accidente en la salida en la que se llevó puestos a varios pilotos, incluyendo algún candidato al título, se saldó con una carrera de sanción para el galo, siendo tachado de piloto inconsciente. Con el paso de los años, Grosjean se ha ido ganando un hueco en la Fórmula 1 a base de resultados constantes, consiguiendo curiosamente su último podio en el circuito de Spa-Francorchamps, en la temporada 2015 cuando aún militaba en Lotus.
“Tuvimos un gran coche en Bélgica aquel año. Hice cuarto en clasificación, aunque salí noveno por una sanción, pero con una buena estrategia con el coche de seguridad y con unos cuantos adelantamientos logramos subir al podio. Honestamente, fue uno de esos fines de semana donde todo va siguiendo el plan”, comenta Grosjean sobre su último podio.
El galo de hecho, no ve imposible repetirlo a bordo de su actual Haas. “Si aparezco un fin de semana sin pensar que soy el mejor piloto o que no puedo ganar una carrera, sería mejor que me quedase en casa con mis hijos. Siempre quiero estar en el podio, siempre intento ganar la carrera. Depende mucho del coche, pero nunca puedes rendirte y siempre te esfuerzas para dar lo mejor de ti. Esa es la mentalidad que tienes que tener.”, afirmó un optimista Romain Grosjean.
A pesar de la dificultad, Grosjean intentará igualmente igualar el que fue uno de sus momentos más felices de su carrera, cuando en el circuito belga consiguió el título de campeón de la GP2 en 2011 en su segundo intento de llegar a la Fórmula 1 tras su complicado paso por Renault en 2009.
“Es simplemente un gran circuito. Hay un montón de curvas, algunas de muy alta velocidad, algunas de baja, una gran variedad. Te da muy buena sensación de pilotar.” admitió Grosjean que esta temporada afrontará su séptimo Gran Premio de Bélgica.
