La temporada de Lewis Hamilton está siendo tremendamente positiva. Lejos quedan los problemas de fiabilidad de su monoplaza o las discretas actuaciones en las sesiones de calificación, que hicieron que su compañero terminara en una mejor forma al final de la temporada en este punto. Ahora, el británico brilla en los sábados y su gestión y, sobre todo su ritmo, hacen que tras la carrera de Bélgica lidere el campeonato con puño de hierro y disponga de un colchón suficiente como para encarar Monza y la gira asiática con ciertas garantías.

Una de las claves de esta situación, como reconoce el propio piloto británico, es recuperar uno de sus puntos fuertes: la agresividad y velocidad a una vuelta, pero con un enfoque un poco más relajado.

"Siempre estás ajustando y tratando de mejorar, sin importar qué pase, pero tienes que seguir trabajando. Este año ha habido un pequeño cambio en las sesiones de calificación, un detalle, pero está funcionando. No es que fuera un piloto desastroso a una vuelta, siempre he sido rápido, pero era un poco más ofensivo entonces", ha señalado.

El campeón admite que este año el estar más seguro, más confiado y sobre todo, con mucha menos presión le esta ayudando a rendir mejor y a sentirse más cómodo y feliz subido al monoplaza.

"Estar en lo alto, naturalmente tras ganar el campeonato, libera mucha tensión, especialmente después de muchos años de no ganar. El año pasado fue difícil, tuve un poco de mala suerte en algunos lugares, fue un año muy mental. Este año estoy siendo capaz de disfrutar conduciendo, no siento esa intensidad cuando voy a los eventos, no siento presión. Pasé mucho tiempo analizando mi año y las áreas en las que tenía que mejorar, ahora sé mejor que nunca de lo que soy capaz", ha concluido.