Valtteri Bottas dejó pasar en Brasil la oportunidad perfecta de dar un golpe en la mesa, de ser el segundo espada perfecto y de estar ahí cuando el jefe de filas falla. Si bien fue capaz de dar la talla el sábado, en clasificación, cuando Hamilton falló, llevándose la pole position por delante de los Ferrari, el domingo su rendimiento no estuvo a la altura.

De una forma difícilmente explicable, tras una salida no necesariamente mala, Bottas dejó la puerta abierta para que se colara Sebastian Vettel. Bottas, sin nada que perder, con todos los campeonatos decididos, fue excesivamente blando, conformista, precisamente en un día donde lo tenía que dar todo por ganar, por reivindicarse o al menos morir en el intento.

Lo que aun tiene más difícil explicación es la forma de afrontar la carrera, pues únicamente intentó algo forzando la máquina con un ‘undercut’ que no salió. Ni puso en compromiso a Vettel antes de la parada, ni lo puso después. No le presionó, no intentó forzar la situación. Le pudo el miedo a destrozar los neumáticos. Por algún motivo difícil de entender a estas alturas de la temporada, se aceptó que mejor un segundo que forzar los neumáticos luchando por la victoria y arriesgarte a ser superado por Raikkonen.

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Esto, fue exactamente lo que le ocurrió a Max Verstappen. Con neumáticos nuevos, el piloto neerlandés forzó para acercarse a Kimi Raikkonen, lo que finalmente consiguió, pero le acabó costando caro. Verstappen fue cediendo terreno con Kimi e incluso luego optó por hacer una parada extra intentando sacar rédito a un hipotético coche de seguridad de última hora. Max lo intento, no le salió, pero lo intentó. Renegó el quedarse mirando esperando quizás un fallo mecánico por parte de los de delante, postura por la que si optó Bottas.

Llegó a ser llamativo ver a Lewis Hamilton, con 35 vueltas en sus neumáticos, rodando hasta seis décimas más rápido que el propio Valtteri Bottas, que acababa de montar gomas nuevas. Sorprendió la indulgencia del finlandés, que lejos de sentirse herido en su orgullo, se limitó a ser conducido hasta meta entre los dos Ferrari.

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Que Lewis Hamilton acabase la carrera a menos de 3 segundos de Bottas tras salir uno desde el pit lane y otro desde la primera posición da buena tinta de cuanto potencial había en ese Mercedes y nadie fue capaz de sacarle, ni siquiera intentándolo.

Si bien a lo largo del año Bottas ha tenido actuaciones que podía hacer pensar que sí era el piloto que necesitaba Mercedes, como sus victorias en Sochi y Austria, desde que fue anunciada su renovación por al menos un año más, su rendimiento no ha estado a la altura, no tanto en resultados brutos, pues el Mercedes tiene pocos rivales, sino en cuanto a la comparación con Hamilton, que lejos de reducirse ha aumentado.

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Así pues, mientras Hamilton conseguía cinco victorias en seis carreras, más un segundo puesto entre Bélgica y Estados Unidos, Bottas apenas lograba entrar en el podio en dos ocasiones, una de ellas en el ‘crashfest’ de Singapur, sin ir más lejos.

El rendimiento de Hamilton no hace más que dejar en evidencia a Valtteri Bottas, que está lejos de ser lo que en su día fue el siempre cuestionado Nico Rosberg, que hasta en su año más flojo durante el dominio de Mercedes fue capaz de conseguir al menos cinco victorias. Y si algo ha evidenciado esta situación es que, si por el motivo que fuese, Hamilton hubiera fallado, el título hubiera caído en manos de Ferrari, algo que sorprendentemente no parece inquietar a Mercedes, que continúa justificando a su segundo piloto mientras lo apuesta todo Hamilton.