Lewis Hamilton ganó el Mundial 2017 con un par de carreras de ventaja, aunque el británico asegura que el Mercedes ha sido el coche más complicado de conducir desde su llegada a la Fórmula 1 hace diez años.

El cuatro veces campeón del mundo reconoce que es un gran coche, pero las nuevas dimensiones del monoplaza provocaron que los problemas del W08 se magnificasen, por lo que fue “complicado” hacerlo funcionar correctamente; de hecho, no fue hasta el después del GP de Mónaco cuando Mercedes, por fin, encontró las soluciones a sus problemas de ritmo.

Este ha sido el más difícil. Algunos de los problemas que hemos tenido han estado con nosotros durante años y nos estamos dando cuenta de que realmente tenemos que hacer algo. El coche nuevo, al ser más ancho, creo que magnifica el problema. Debido a la nueva dinámica de neumáticos, ha sido más difícil. 2008 también fue difícil, 2009 horrible. Este es un gran coche, pero ha sido difícil hacerlo funcionar. Para obtener ese potencial adicional tienes que saturar un poco, pero es un buen equilibrio para entrar en esa área", afirma Hamilton a Motorsport.com.

"Este año la gente ha hablado de que tenemos el mejor coche, y seguro que ha sido bueno, pero hay algunos problemas fundamentales con el coche que estoy luchando por superar. Siento que en esos momentos, pude extraer más de lo que estaba dispuesto a hacer y eso ha sido positivo”, añade.

"2008 también fue difícil; 2009 horrible"

De ese ese modo, el británico explica que comprender el comportamiento del coche fue fundamental para extraer su máximo potencial y contar, así, con el monoplaza más competitivo durante la segunda mitad del año.

"A menudo, si vas en la dirección equivocada [de configuración], ni siquiera alcanzas el potencial del coche; el coche simplemente no te permitirá exprimir la parte extra", explica.

"Comprender el coche me ha permitido tener el potencial, y un poco más, por lo que incluso en las carreras en las que hemos tenido problemas, hemos salido con más de lo que esperábamos", concluye.