Fernando Alonso puso fin de forma prematura al Gran Premio de Bélgica, en Spa-Francorchamps. Tras alcanzar el séptimo puesto, el asturiano vio como vuelta a vuelta iba perdiendo posiciones sin tan siquiera poder plantar oposición hasta caer al fondo de la parrilla.

Los mensajes de radio de Alonso evidenciaban cada vez más su enfado hasta que tras preguntar si se esperaba lluvia para algún momento de la carrera, siendo la respuesta negativa, afirmó que el motor tenía un fallo, por lo que el equipo lo llamó a boxes para poner fin a la carrera.

Todo indicaba a un abandono por desesperación, por pura frustración e imposibilidad de conseguir nada más que por un fallo específico en la unidad de potencia Honda, algo finalmente confirmado por el máximo responsable de la marca nipona.

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Sutton

Yusuke Hasegawa afirmó que no había nada en los datos que dilucidaran un problema en el motor, además de no haber encontrado nada a posteriori, pero que entendía que Fernando Alonso había notado un comportamiento anómalo por lo que se justificaba el abandono por precaución.

Hasegawa da la razón a los críticos de Fernando Alonso que no tardaron en echar en cara al asturiano el haber puesto fin a su carrera de forma voluntaria mientras que el grueso del paddock entiende la actitud del asturiano, que una vez sobrepasado hasta por Palmer y rodando a cinco segundos por vuelta del tiempo de carrera, no encontró razón para seguir en pista.