Williams vivió en 2018 una de las peores temporadas de su historia en Fórmula 1. La estructura de Grove acabó la campaña en la última posición del mundial de constructores, sumando apenas siete puntos a lo largo del año. El mejor resultado de toda la temporada fue un octavo lugar conseguido por Lance Stroll en el caótico Gran Premio de Azerbaiyán. Aparte de esa ocasión, Williams solo pudo sumar puntos en Italia.

Este deplorable rendimiento ha tenido grandes efectos para Williams no solo en cuanto a resultados, sino también dentro de la estructura. El equipo está viviendo un éxodo de personal tras tocar fondo esta temporada y lo está teniendo complicado para reclutar a nuevos trabajadores de alto nivel, pues no resulta especialmente atractivo enrolarse en las filas de la peor escudería de la parrilla.

Robert Kubica, quien será piloto titular la próxima temporada, ha sido testigo de este éxodo dentro de Williams durante su experiencia como reserva este año. No es un periodo fácil porque mucha gente se está yendo y es complicado encontrar buenos empleados cuando ven que el equipo no tiene un coche rápido. Mucha gente tiene una pasión y quieren trabajar en los mejores equipos”, declaró a Eleven Sports.

A la hora de hablar sobre la temporada que viene, donde volverá a formar parte de la parrilla por primera vez desde su grave accidente en 2011, Kubica no espera milagros con respecto al rendimiento de Williams. “He estado en el paddock demasiado tiempo como para estar preocupado por un coche que no estará en pista hasta febrero, porque eso no va a cambiar nada”, comentó el polaco.

“Cuando estaba en BMW en 2008, perdíamos cuatro segundos en los test pero en dos meses le dimos la vuelta a la situación. Williams está en una situación distinta y no habrá un milagro como ese. Afronto la próxima temporada de forma muy realista. Si somos octavos o novenos en Australia, será muy bueno, pero no depende de mí ponernos esos objetivos”, añadió Kubica.