El regreso de Robert Kubica a la Fórmula 1 es la culminación de toda una historia de superación. Después del fuerte accidente que sufrió en un rally a principios de 2011 y que le dejó graves secuelas en el brazo derecho, el piloto polaco estaba seguro de que no sería capaz de volver a pilotar un monoplaza de Fórmula 1, pero poco a poco fue dándose cuenta de que podía hacerlo a un ritmo competitivo adaptándose a sus nuevas circunstancias.

Kubica fue piloto reserva de Williams durante la temporada 2018, lo que le dio la oportunidad tanto a él como al equipo de valorar si era capaz de pilotar un Fórmula 1 a tiempo completo. Con varias sesiones de entrenamientos libres y jornadas de test a sus espaldas, el equipo de Grove decidió ofrecer a Kubica un asiento titular para la próxima campaña.

Aunque regresar a la Fórmula 1 a tiempo completo era una oferta realmente atractiva, Kubica no hubiera aceptado la oferta si no se hubiera visto capaz de pilotar un monoplaza del certamen en condiciones. “Hace doce meses me di cuenta de que puedo hacerlo y de que podía pilotar de forma natural. Ese fue el día más importante de mi vida, declaró el polaco a Sky Sports F1.

“Mis dudas se fueron el año pasado, en mi segundo o tercer test con un Fórmula 1. Las preguntas estaban relacionadas con un punto de vista técnico: cómo me iba a adaptar el coche nuevo, cómo me iba a adaptar a los neumáticos… Pero es lo mismo para cada piloto en el paddock. No volvería si pensara que no podría hacerlo en condiciones. Tengo mucho más que perder de lo que la gente piensa”, añadió.

Los rumores indican que Kubica rechazó ser piloto de desarrollo de Ferrari para convertirse en titular en Williams. “Me pregunté qué sería mejor para mi futuro. Que tenía una opción muy importante para mi futuro no es un secreto. Pero si tomara esa dirección… Me dije a mí mismo que sería duro mirarme al espejo dentro de 10 años sabiendo que tuve una oportunidad y dije no”, comentó.