Las festividades del Gran Premio 1.000 de Fórmula 1, en China – las cuales supieron a muy poco – tuvieron como foco de atención a Damon Hill rodando con el Lotus 49 con el que su padre, Graham Hill, consiguió su segundo campeonato del mundo de Fórmula 1, en 1968, con victorias en el Jarama, Mónaco y en el Hermanos Rodríguez.

Y es que la saga de los Hill es una de las más queridas del gran público. No es para menos, pues Graham está considerado uno de los grandes pilotos de la historia, y hasta la fecha, único piloto capaz de conseguir la triple corona, con victorias en Mónaco, las 24 horas de Le Mans, y las 500 millas de Indianápolis. Su prematura muerte en un accidente de avión en 1975, dejó un gran hueco en el panorama internacional.

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Su testigo lo cogió su primogénito, Damon Hill, que apenas tenía 15 años cuando su padre falleció. Damon heredó la pasión por la velocidad y ya en 1992 llegó a la Fórmula 1 a bordo de un Brabham, para fichar acto seguido por Williams. Ahí rozó en varias ocasiones el título de campeón hasta lograrlo finalmente en 1996, con una temporada que rozó la perfección en la que batió a pilotos como Villeneuve, Michael Schumacher, Jean Alesi o Mika Hakkinen. Casi nada.

Damon también tenía una segunda pasión; la música, algo que tras lo visto acabó teniendo más relevancia de lo que podía parecer en su momento. Y es que en 1991 cobró vida Joshua Hill, en plena época dorada de la carrera deportiva de su padre, el cual abandonó la Fórmula 1 al final de la temporada 1999. Como su abuelo y su padre, Josh heredó la pasión por el automovilismo, y tras el paso obligado por el Karting, dio el salto a los circuitos en 2008, como la gran mayoría de británicos, con la Ginetta Junior.

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Josh comenzó con buen pie. Ganador del torneo invernal, y fue tercero en la temporada completa, antes de dar el salto a la Fórmula Ford, Fórmula Renault 2.0, Toyota Racing Series o la MRF Challenge. Allí donde corría, no lo hacía mal. Sin poder decirse que llegase y dominase, sí tendía a ocupar las posiciones de arriba, con podios y alguna victoria.

En 2013, decidió dar el salto al campeonato FIA de Fórmula 3. En una temporada donde los Prema dominaron a placer, con título para Marciello seguido de Roseqnvist, Josh consiguió asomar la cabeza a bordo de un modesto Fortec, logrando incluso subir al podio en Hockenheim, subiendo al podio. Pocos podían imaginar que después de un acontecimiento tan feliz, el último de los Hill sorprendiera anunciando su retirada del automovilismo en mitad de la temporada.

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Josh aseguró que había disfrutado mucho de las carreras, pero que no se veía haciendo esto el resto de su vida, que si la Fórmula 1 había sido su meta antaño, realmente, en esos momentos, ya no lo era. Hill aseguró que si no estás centrado al 100% en algo, es mejor no continuar, y que ahora tenía otros intereses.

Aquellos intereses no eran otros que la música. El más pequeño de los Hill encontró un mundo que le llenaba más que el automovilismo, centrando su actividad en esta profesión y definiéndose en la actualidad como compositor. Desde luego, parecia contento con la decisión. Con qué nos sorprenderá la descendencia de Josh, es pronto para saber.

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