El apodado Gran Premio más duro de la temporada, aquél que no perdona el más mínimo error, carente de escapatorias y de alta exigencia mental finalizó con 19 pilotos cruzando línea de meta. Solo Charles Leclerc no vio la bandera a cuadros, tras decidir retirarse con muchos daños en su vehículo fruto de rodar a alta velocidad con un pinchazo.

No puede sorprender en exceso que el circuito que se supone que no perdona, nadie sufriese un accidente, pues el ritmo de carrera fue poco menos que paupérrimo. Difícilmente alguien iba a perder el control de su vehículo rodando casi 10’’ más lento que en clasificación.

La actitud tomada por los pilotos fue la misma que en Bakú. Es una carrera donde el resto va a cometer errores, de las llamadas carreras de supervivencia, donde lo importante es llevar el coche a meta porque el resto se va a equivocar, y si llego al final, seguro que me llevo premio. Y como en Bakú, se equivocaron.

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La supuesta carrera de supervivencia rozó el pleno de supervivientes mientras los aficionados suplicaban un poco de acción. Acción que solo llevó a cabo Charles Leclerc, que se precipitó excesivamente pronto, Giovinazzi, de manera muy torpe, y Max Verstappen, cuya presión fue tan estética como estéril.

Gasly no estuvo a la altura, y tristemente Sebastian Vettel y Valtteri Bottas se mostraron cómodos con la idea de que el neerlandés fuese a ser penalizado y ellos consiguieran el preciado podio. Ninguno de ellos hizo ademán de intentar ganar posición. Tan siquiera de poner un poco nervioso al piloto de delante. Difícil de entender en competición del más alto nivel, especialmente con pilotos cuyas opciones en el campeonato han quedado ya altamente mermadas.

Para la historia quedará un Mónaco con un único accidente en los tres días de acción, el de Sebastian Vettel durante los terceros entrenamientos libres. Un escenario inimaginable recordando Grandes Premios clásicos. Todos, especialmente fomentado por los equipos, sacaron su lado más conservador optando por minimizar daños. En días así, se hace difícil seguir justificando la presencia de un Gran Premio de este tipo en el calendario más allá del ‘road show’.