En pocos equipos en la historia de la Fórmula 1 se ha evidenciado tanto la figura de primero y segundo piloto que en Ferrari, curiosamente, el equipo más longevo del Gran Circo. Durante décadas, los italianos han optado por apostarlo todo a un solo caballo, especialmente cuando este tiene opciones de luchar por el título.

La temporada 2018 no estaba siendo diferente, siguiendo la tendencia de 2017, en la que el segundo piloto, Kimi Raikkonen, era sacrificado a favor de las opciones de Vettel, a veces en ocasiones en las que era verdaderamente complicado, con la única posibilidad remota de que un Mercedes perdiera algunos segundos adelantando al finlandés.

Postura que puede ser criticada en según qué tramos de la temporada o en según qué equipos, pero totalmente legítima en una Ferrari en la que Vettel ha demostrado con total solvencia ser un piloto más rápido y más constante que Kimi Raikkonen, el cual tampoco fue rival para Fernando Alonso cuando compartieron espacio en Ferrari.

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La temporada 2018 se acerca a su ecuador, y Sebastian Vettel es el actual líder de la clasificación con un solo punto de ventaja sobre Lewis Hamilton. Por eso sorprende aun más la actitud que el equipo italiano decidió adoptar en el Gran Premio de Austria.

Kimi Raikkonen trataba de acercarse a Verstappen, que sufría con sus neumáticos. Mientras, Vettel aguardaba tras el finlandés, a una distancia prudencial. Raikkonen se quedó sin espacio, confirmándose la victoria de Red Bull, y cuando se esperaba que el finlandés cediera su posición a Vettel… no ocurrió.

Solo era necesario levantar ligeramente el pie. No había nadie cerca de Vettel, por lo que no había ningún tipo de peligro. Simplemente no ocurrió. Ferrari decidió no sacrificar a Raikkonen en esta ocasión, perdiendo Vettel tres puntos que quién sabe hasta qué punto los puede echar en falta a final de año. Con estas decisiones, sin duda, estamos ante una nueva Ferrari, que solo el tiempo dirá si de forma acertada o no.