La pasada temporada las bromas sobre que Max Verstappen necesitaba que Daniil Kvyat perdiera su asiento para conseguir ganar fueron recurrentes. Fue el denominador común en sus triunfos, tanto en el conseguido en 2016 como en los dos de 2017.

Sin embargo, con Kvyat fuera de la Fórmula 1 más allá de su asociación con Ferrari, Max Verstappen ha tenido que encontrar otros factores, y los ha encontrado en este Gran Premio de Austria, con grandes semejanzas al que supuso su primera victoria en 2016 en su debut con Red Bull, el Gran Premio de España.

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Aquella carrera, en 2016, comenzó de forma sorprendente con el accidente entre los Mercedes, que quedaban fuera de carrera en la primera vuelta de carrera. Dos años han tenido que pasar para que Mercedes, que desde aquella carrera sumaba únicamente dos abandonos, el que le costó el título a Hamilton en Malasia 2016, y la de Bottas en España 2017, ha vuelto a repetir un doble abandono, aunque esta vez, por motivos de fiabilidad.

En el Gran Premio de España de 2016, Verstappen tomó el liderato de la prueba gracias a una estrategia que a priori no parecía la mejor. También ocurrió en Austria, donde no estaba claro que los neumáticos de los pilotos que realizaron la parada tras el coche de seguridad virtual fuesen a aguantar toda la carrera.

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Y como última coincidencia, en España, Verstappen tuvo tras de sí a Kimi Raikkonen, apretándole vuelta tras vuelta para intentar arrebatarle el triunfo hasta que la bandera a cuadros dio tranquilidad al neerlandés. En esta ocasión, con un motor capado por miedo a rotura, Verstappen tuvo que gestionar la distancia mientras de nuevo Raikkonen le iba recortando vuelta a vuelta para acabar ganando la carrera con poco más de un segundo de margen.

Kvyat, doble abandono de Mercedes y lucha hasta la última curva con Kimi Raikkonen parecen ser hasta la fecha los ingredientes favoritos de Max Verstappen a la hora de conseguir un triunfo. Ahora solo queda esperar a ver de qué forma consigue la próxima victoria.