Una de las personalidades más áridas y complejas del paddock ha sido la de Niki Lauda. Desde la década de los 70, antes de ser tricampeón del mundo, hasta la actualidad, casi sin descanso, el austríaco ha estado presente en el foco del huracán en el Gran Circo.

Hoy en día, ocupa el puesto de presidente no ejecutivo en Mercedes, aunque junto con el jefe Toto Wolff y el director técnico Paddy Lowe, lleva la voz cantante en el equipo de la estrella, ctuales campeones del mundo. Lo último es que el ex piloto ha querido destacar su habilidad para anticipar el choque entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg en el Gran Premio de Bélgica 2015, en el circuito de Spa-Franconchamps.

"A veces, la gestión se cabrea conmigo porque les explico lo que sucederá", explicaba el austríaco hablando con la revista Auto. "Tuvimos una reunión en Stuttgart con todos nuestros jefes y les dije: 'se golpearán entre ellos’' Me preguntaron que cómo lo sabía, y les respondí que 'porque sí'", insistió. "Los pilotos saben que también les entiendo. Soy el único que habla el mismo idioma que ellos –el único dentro de la parte de gestión. Así que tenemos una gran relación. Ellos lo tienen muy difícil para convencerme de algo que no creo que sea correcto", agregaba.

Pero Lauda reconoce que la única vez que los pilares de Mercedes tuvieron que intervenir en toda la temporada fue en dicho incidente en el circuito Spa-Francorchamps. Durante el resto de temporada, quedó claro que la orden de equipo era intentar hacer doblete en cada carrera.

"Solo tuvimos una charla seria sobre estas cosas: en Spa. En ninguna otra parte tuvimos problemas, así que realmente hubo paz entre ellos dos (Rosberg y Hamilton). En nuestras reuniones previas a las carreras ellos estaban relajados, porque ya sabían lo que se hacían. Ellos saben la responsabilidad que suponía para Mercedes, y querían acabar primero y segundo. Esa era la orden de equipo. Y entonces el uno o el otro ganaría la carrera y el restante tenía que ser segundo", concluyó el ex piloto de McLaren y Ferrari.