Para bien o para mal, en la actual parrilla de Fórmula 1 existen unos pocos pilotos que se pueden permitir decir lo que realmente piensan de forma abierta y sin miedo a represalias. En el pasado, Fernando Alonso no dudó en criticar la facilidad con la que se pilotaban los F1 de alguna temporada pasada, o lo cerca que estaban en tiempo los sencillos GP2 y los primeros F1 híbridos.

Lewis Hamilton tampoco se ha mordido la lengua en varias ocasiones. De hecho, sus duras – y merecidas – críticas hacia la apariencia y calidad de los trofeos que la Fórmula 1 estaba entregando, cediendo su diseño a un patrocinador, lo que provocó que éstos carecieran de carisma y sin apenas diferenciación de carrera a carrera, acabaron conllevando un cambio de tendencia.

Championship, Competition event, Player, Games, pinterest

En Silverstone, mientras Hamilton y Rosberg admiraban el British Grand Prix trophy, una copa dorada de corte clásico que se entrega como acompañamiento en el Gran Premio de Gran Bretaña, el trofeo diseñado para esa carrera se caía a cachos, literalmente. Los comentarios del británico no cayeron en saco roto, y al menos los trofeos del podio volvieron a ganar en carisma.

Años después de aquel suceso, Hamilton ha encontrado otro motivo de queja, con el que sin lugar a duda estarán de acuerdo muchos aficionados. Mientras los mejores pilotos del mundo con los vehículos más rápidos jamás diseñados son enviados a competir a un circuito de pruebas, es decir, un trazado completamente rodeado por asfalto y cuyas trazadas están delimitadas por líneas blancas, en Estados Unidos la Indycar viajaba hasta Road America, donde el estrecho carril está delimitado por hierba y a no mucha distancia de los muros.

Formula libre, Race track, Vehicle, Race car, Formula racing, Motorsport, Open-wheel car, Formula one, Car, Formula one car, pinterest

Hamilton, que en cierta manera siempre ha despreciado, o mejor dicho, ha afirmado no estar interesado en las carreras más allá de la Fórmula 1, o al menos no si no son de dos ruedas, se encontró con la Indycar en las pantallas del lugar donde estaba cenando, quedando fascinado con el trazado, y asegurando que era el lugar donde deseaba estar, un circuito rodeado de hierba, donde los errores penalizan como debería, lanzando el mensaje a través de redes sociales.

Difícilmente la Fórmula 1 escuchará las críticas de Hamilton, pues tras la elección de un circuito hay sobre todo muchísimo dinero y negociaciones muy largas, pero quizás marque un punto de inflexión tanto para el resto de pilotos como para los propios circuitos, que excusándose en la seguridad y en peticiones de la FIA, no han dudado en añadir más y más asfalto a los circuitos, cuando en realidad lo que buscan es tener un trazado más amable con todos los potenciales clientes, a costa de matar el verdadero espíritu de estos circuitos, el que los convierte en emocionantes y fomentan el espectáculo.