El primer Gran Premio de Mónaco de Charles Leclerc tuvo un desafortunado final. El piloto monegasco quedó relegado detrás de Brendon Hartley después de que ambos realizaran sus paradas, siendo Leclerc incapaz de superar al neozelandés en las complicadas calles del Principado. El de Sauber se mantuvo pegado al de Toro Rosso durante gran parte de la carrera, algo que pudo haber sobrecalentado los frenos de su monoplaza.

Finalmente, los frenos de Leclerc sucumbieron a falta de siete vueltas para el final de la carrera a la salida del túnel. El joven protegido de Ferrari intentó esquivar a Hartley pegándose a las barreras, pero no tuvo el tiempo suficiente para poder evadir al Toro Rosso e impactó con la parte trasera del vehículo. De esta manera, la carrera de ambos pilotos tuvo un final prematuro que les impidió acercarse a la zona de puntos.

“Sentía que el pedal del freno se estaba volviendo muy inconsistente. Incluso poniendo la misma presión, no estaba frenando. Fue muy complicado de gestionar y en un momento simplemente sucumbió. Intenté evitar a Brendon, pero era muy difícil evitarle. No tenía ningún freno. Es una pena que esto haya ocurrido en casa”, declaró el monegasco.

“Charles y yo hablamos después de la carrera y me dijo que se quedó sin frenos. Cometí un pequeño error que permitió que se acercara. Pidió disculpas por ello. No le vi venir en ningún momento. Es muy frustrante, pero Mónaco es así. Fuimos rápidos durante todo el fin de semana salvo en la Q1, donde no nos salieron las cosas”, comentó Hartley.