Sin duda alguna, parte del espectáculo que la Fórmula 1 brindó en Bahréin este pasado domingo fue -al margen de estar a un mundo del resto de la parrilla- el duelo protagonizado por Nico Rosberg y Lewis Hamilton con los dos mejores monoplazas de la competición y con estrategias algo distintas tras el primer relevo con los blandos.

Parte del mérito debe ser dado al muro de Mercedes, que permitió que ambos pilotos lucharan hasta el final, a pesar de que Paddy Lowe tuviera que recordarles a ambos que querían ambos coches en la línea de meta. Tras la marcha del coche de seguridad provocado por el escandaloso accidente entre Maldonado y Gutiérrez, Rosberg -con neumático más blando para las últimas once vueltas- atacaba a destajo a su compañero de equipo y desde el muro miraban con tensión las respuesta del británico.

"Aseguraos de llevar los dos coches a casa", informaba un Paddy Lowe que no acostumbra a hablar durante la carrera con ninguno de sus pilotos. "Ok", era la escueta respuesta de ambos. Niki Lauda aseguraría después de la carrera, que ni Rosberg ni Hamilton hicieron caso de lo que el jefe de equipo de Mercedes les comunicaba por la radio.

"Los chicos están compitiendo pero en el contexto de una filosofía de equipo", aseguraba tras la carrera Toto Wollf, sacando pecho por haber dejado competir a sus dos pilotos hasta las últimas vueltas. No obstante, el patón de los ataques de Rosberg a falta de cinco vueltas sólo tiene dos explicaciones: una, que sus neumáticos blandos perdieron sus vueltas óptimas en las primeras arremetidas y dos, que asumió lo que Paddy Lowe le pedía por la radio y prefirió esperar a otra carrera para jugarse el tipo con su compañero.

"Me hizo más feliz que cualquier otra cosa. Es simplemente una de las mejores carreras de la última década. El mensaje de radio no fue para que mantuvieran sus posiciones, sólo quería recordarles que se dejasen espacio mútuamente", insiste Paddy Lowe ante la sugerencia de una posible orden de equipo en el tramo final del GP de Bahréin.

"Quedó claro todo el mundo estaba pensando ‘ahí vamos, órdenes de equipo’, pero no fue así", asegura Nico Rosberg, respaldando a su jefe de equipo. "El mensaje era claro, de todos modos, no era realmente necesario dar un mensaje así porque pilotamos muy duro pero en última instancia con el necesario respeto por el otro. Fuimos libres de competir en todo momento".