Si hay un circuito en el que el rodar tiene premio, es sin duda el de Mónaco. Sin escapatorias y rodeado de barreras, los pilotos necesitan rodar para coger la máxima confianza posible de cara a las definitivas sesiones de clasificación y carrera. Motivo por el que la incidencia sufrida por McLaren en el vehículo de Carlos Sainz, resulta especialmente dolorosa.

En plena vuelta de instalación, al comienzo de la sesión, piloto y equipo detectaron un problema, por el que fue inmediatamente llamado a boxes. El hecho de que Sainz se bajara del MCL33, el cual se colocaba sobre caballetes altos, ya indicaba que la incidencia era seria.

Según el equipo, existía un problema de comunicación entre la batería y el ERS, por lo que la estructura naranja decidió que el mejor camino para volver a pista, sería directamente cambiar la batería, que además, al tratarse de la segunda de esta temporada, no acarrearía ningún tipo de sanción, y así el equipo podría estudiar el problema a fondo y valorar si se puede salvar la otra batería.

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McLaren se esforzó al máximo para poder tener el vehículo a tiempo antes de que finalizara la sesión en curso mientras Sainz esperaba sin tan siquiera quitarse el casco. El duro trabajo tuvo su recompensa, pues a unos minutos de acabar la sesión, Sainz pudo volver a pista, para al menos comprobar que todo estaba en su sitio y evitar sustos de cara a los segundos entrenamientos libres.

Eso sí, el piloto español no pudo marcar tiempo, más allá de una vuelta en más de dos minutos registrada por la organización y que incluye un paso por boxes. Sainz tendrá trabajo extra en la segunda sesión de entrenamientos libres, y sobre él, la presión de no poder cometer ningún error para no tirar al traste todo un fin de semana que ya ha empezado algo torcido.