Kimi Raikkonen tuvo en el Gran Premio de Hungría una frustrante carrera. Con un ritmo superior al de su compañero de equipo, debió ejercer de escudero y sacrificar sus aspiraciones en pos de proteger a Sebastian Vettel, el cual rodaba más lento debido a sus problemas con el volante.

Sin embargo, Kimi sabía que tenía una oportunidad para adelantar al alemán sin que el equipo pudiera impedírselo. Aprovechar el momento de la parada para marcar un ritmo demoledor y adelantar a Vettel de la misma manera que el alemán lo hizo en Mónaco con él. El equipo no estaba dispuesto a dejarlo fuera más allá de lo estrictamente necesario, pero aun así, la oportunidad existía.

Desafortunadamente para Kimi, en la vuelta que más rápido debía ir para marcar la diferencia, se encontró con un piloto con vuelta perdida que perjudicó notablemente las aspiraciones del de Ferrari. Paul di Resta, de regreso sustituyendo a última hora a Felipe Massa, no se quitó a tiempo, interrumpiendo la vuelta de Kimi.

El resto, es conocido. Kimi salió de boxes unas décimas por detrás de Vettel, levantando automáticamente el pie sabiendo que había perdido su oportunidad y que el resto se limitaría a quejas por radio al equipo formuladas de maneras muy diferentes que acabarían todas en saco roto.

Raikkonen no se tomó nada bien el comportamiento de di Resta, como reza su comunicación por radio; “¿Qué cojones está haciendo este Williams? Si él no es capaz de verme tras él entonces debería seguir en prensa.”, gritó un enfadado Kimi, refiriéndose a la faceta de colaborador de televisión que acostumbra a tener di Resta durante los grandes premios.

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