El cambio de normativa técnica fue motivo de esperanza para Red Bull, donde esperaban batallar con Mercedes después de una positiva temporada en 2016. Teniendo en cuenta que el equipo austriaco fue la estructura que mejor se adaptó a anteriores cambios de regulación, las expectativas con respecto al monoplaza de 2017 eran muy altas. La realidad ha sido muy diferente y Red Bull se ha quedado en una solitaria tercera posición, claramente por detrás de Ferrari y de Mercedes.

Christian Horner considera que el túnel de viento de la escudería tiene una gran parte de culpa en el bajo rendimiento mostrado en el principio de temporada. “Estuvimos en desventaja. Las herramientas no tenían correlación con lo que veíamos en pista. Sobre todo, el túnel de viento nos estaba arrastrando. El tamaño del modelo y el de los neumáticos en el túnel nos han dado falsos resultados cuando anteriormente han sido muy fiables en áreas específicas. De repente, teníamos esta divergencia entre la pista y el túnel y CFD”, explicó el jefe de equipo de Red Bull.

“El gran problema que teníamos es que el coche de repente se volvió mucho más grande, más ancho y obstruía más el túnel. Nuestro particular túnel de viento era muy sensible a ello y hubo problemas que no habíamos visto antes. Probablemente, eso nos costó dos meses o dos meses y medio. Entonces, tienes que trabajar a fondo para intentar recuperar todo ese tiempo, pero el resto no va a esperar”, añadió Horner.

Red Bull solo ha podido sumar una victoria este año en el Gran Premio de Azerbaiyán, donde Daniel Ricciardo se impuso por delante de Valtteri Bottas y de Lance Stroll. Horner espera que la segunda mitad de la campaña sea mejor para el equipo. “Desde Barcelona, hemos podido mejorar el rendimiento del coche cada fin de semana. Hemos tenido un buen progreso en la primera parte del año. Perdimos mucho terreno al principio, pero esperamos tener una segunda mitad mucho más competitiva”, apuntó.