Una de las polémicas del Gran Premio de Mónaco pasa, inevitablemente, por la estrategia seguida por Renault. El equipo francés decidió parar a Carlos Sainz en la vuelta 15 para montar un juego de ultrablandos lo que dejó al español con más de 60 vueltas a completar con el segundo compuesto más blando que Pirelli traía al Principado.

Posiblemente, la elección más adecuada a seguir habría sido montar el juego de superblandos. Sainz sufrió en los últimos compases, pues no tenía casi ritmo para aguantar a sus rivales. El piloto madrileño salía octavo y finalmente cruzó la bandera a cuadros en décimo lugar, lo cual no fue, ni mucho menos, el resultado esperado por Carlos.

Por el contrario, Nico Hülkenberg realizó la parada más tarde que el español, lo que le permitió salir con neumáticos más nuevos. El alemán llegó a ponerse a la estela de Sainz y Renault optó por que éste le cediese su posición, una decisión “anecdótica” para el propio Carlos, pero fruto de una cuestionada estrategia de la escudería francesa.

Hülkenberg terminó, finalmente, en octavo lugar, dos puestos por delante de su compañero. El alemán revirtió la situación después de que Sainz diera un importante golpe en la mesa en clasificación, al ser el único Renault en clasificarse para Q3. Sin embargo, la estrategia ha jugado, en esta ocasión, a favor del piloto alemán.