Daniel Ricciardo se enfrentará a una temporada muy importante en su carrera en Fórmula 1 este año. El piloto australiano deja atrás a Red Bull para unirse a Renault en una decisión que pilló por sorpresa al paddock el pasado verano. Aunque la escudería francesa es un equipo en pleno ascenso, no ha sido capaz de batallar con las estructuras punteras como Red Bull.

La temporada 2019 también será clave para Red Bull, pues será el primer año en el que montarán motores Honda. La escudería austriaca apostó por el fabricante japonés después de mostrar un progreso notable durante la pasada campaña junto a Toro Rosso. Esta mejora de Honda, unida a las crecientes tensiones con Renault, animó a Red Bull cambiar de suministrador.

Aunque el rendimiento de Red Bull será una incógnita, existe la posibilidad de que la estructura de las bebidas energéticas cuente con un monoplaza competitivo con el que puedan luchar por victorias de forma regular o incluso llegue a pelear por el título. Max Verstappen será la punta de lanza de Red Bull y Ricciardo admite que se ha preparado para ver a su excompañero de equipo proclamándose campeón.

“Como parte de la toma de la decisión, me puse en la situación de qué pasaría si Red Bull y Honda lo bordan el año que viene y Max se convierte en campeón del mundo. Me lo metí en la cabeza y lo asumí. Al final, la forma en la que lo vi fue una de las grandes cosas que me llevaron a darme cuenta de que necesitaba un cambio”, declaró el ‘aussie’ a RACER.

“Incluso si el equipo lo borda en 2019, no estaba convencido de que pudiera aprovecharme de todo eso. Asumí que, independientemente de cómo salgan las cosas, era la decisión adecuada para mí. No me arrepiento de nada. Supongo que nunca tuve muchas opciones de luchar por el título en Red Bull. No es que hubiese podido firmar con Mercedes hace dos años y no quise”, añadió Ricciardo.