Contraste de emociones para Carlos Sainz en Austria. Si la jornada de sábado había sido un mero trámite para el piloto español, el domingo se ha desquitado de las malas sensaciones del día de ayer con una remontada memorable desde la parte posterior de la parrilla. El piloto de McLaren cruzó la bandera a cuadros en octavo lugar, en zona de puntos, algo que el sábado parecía un objetivo lejano.

“De las mejores carreras que he hecho en F1. Tomándomelo con calma las primeras vueltas porque no quería destrozar el neumático. Después pensé que iba a ir largo con la vuelta y , en cuanto he puesto la dura, llevaba un segundo por vuelta más que el resto. A falta de diez vueltas estaba para coger a Gasly pero un piano mal puesto me ha destrozado el ala delantera, afirma.

De ese modo, Sainz reconoce que hoy tenía un gran ritmo, que llegó a ser incluso un segundo más rápidos que la mayoría de sus rivales en ciertos tramos de la carrera. “Nunca había tenido un coche con el que salir último y poder remontar de esa manera. Creo que en un momento de la carrera he hecho vuelta rápida, como en Mónaco. Eso me ha motivado, con adelantamientos limpios que creo que no han salido por la tele. Octavo desde le último, no puedo pedir más. Hoy había mucho ritmo. Metía casi un segundo por vuelta a la mitad de la parrilla. Uno de esos días que el coche y yo éramos uno”, explica.

Próxima estación, Silverstone, para que Sainz ya no puede esperar, asegura. “De repente me apetece mucho más clasificar en Silverstone. Ayer tuve un mal día desde que me levanté. No me apetecía hacer lo que tenía que hacer. Hoy tenía muchas ganas de la carrera e incluso me salto la salida (risas)”, concluye.