Difícil es encontrar una carrera a lo largo de toda la historia de la Fórmula 1 en la que nunca ha llovido. Ineludiblemente, la presencia de agua sobre el asfalto cambia toda predicción y rendimiento de pilotos y coches.

Sin embargo, si hay un circuito que no necesita de dicho factor externo para prometer emoción (a priori) es el urbano de Marina Bay, un trazado que por sus características ofrece carreras emocionantes y da la posibilidad de brillar a los equipos con menor potencia en sus motores.

Desde 2008 no ha sido necesario utilizar los neumáticos rallados, aunque la situación parece que variara con la octava edición en el trazado que protagonizó la primera carrera nocturna de toda la historia de la F1, dado que no solo se esperan lluvias durante todo el fin de semana, sino que también tormentas.

En el día clave, donde se otorgan los puntos, se espera hasta un 60% de probabilidad de ver chubascos en las horas previas a la carrera, lo suficientemente cerca como para que no haya espacio para la evaporación de esta.

¿Nos hace falta la lluvia para disfrutar del espectáculo? Actualmente, por desgracia, sí. Sea Singapur o sea el evento que sea, parece que pocos azares son los que pueden bajar a los Mercedes del escalón más alto del podio.

Ni siquiera la lluvia o los problemas pueden con ellos; Mercedes gana contra viento y marea. Sin embargo, si hay una carrera en la que su racha puede verse crucialmente torcida es la de dentro de 6 días. Equipos con mucho chasis y poco motor –Red Bull, Toro Rosso y McLaren- esperan tener en el trazado asiático una de sus mejores actuacies del año.

McLaren no ganará, pero la baza de Red Bull puede ser tomada muy seriamente como ya demostraron en Hungría, y así lo afrontarán desde Stuttgart, Maranello o incluso Grove.

Sea cual sea el resultado final de este Gran Premio, al menos –y a diferencia de anteriormente-, el espectador de Fórmula 1 tiene alguna motivación para quedarse horas delante de la pantalla aunque tenga que llegar la lluvia para lograrlo.