Dice el dicho que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y quien dice dos, dice todas las que haga falta. La Fórmula 1 no se queda atrás en su búsqueda de repetir errores del pasado, y el Gran Premio de Canadá tuvo su dosis.

En las competiciones de motor, la bandera a cuadros está lejos de ser algo simbólico. Todo lo contrario, determina de forma imperativa el momento en el que una carrera finaliza, motivo más que suficiente por el que no debería estar en manos de cualquiera.

En el pasado, el ex futbolista Pelé fue invitado a dar el banderazo del Gran Premio de su país de 2002. El jugador se entretuvo y no vio pasar al ganador. No pasó nada, pero pudo haber pasado. Fue un serio aviso que la Fórmula 1 pronto se encargó de olvidar.

Llegó China, en 2014. El encargado de mostrar la bandera lo hizo una vuelta antes de tiempo. Algunos pilotos como Hamilton, dudaron, y tras levantar el pie de acelerador, rápidamente fueron avisados por radio y continuaron su marcha cediendo unos metros. Kobayashi adelantó a Bianchi en esa vuelta, y el Gran Premio finalizó con cierta normalidad.

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Pero las normas son claras, y la carrera finalizó con el banderazo a cuadros, quedando invalidado todo lo ocurrido en la última vuelta. Suficiente para que la Fórmula 1 y la FIA hubieran tomado la determinación de que solo personal cualificado pueda manejar la bandera a cuadros.

Sin embargo, en un mundo donde la apariencia parece estar por encima del resto de cosas, volvió a ocurrir. La Fórmula 1 cedió la bandera a cuadros a la canadiense Winnie Harlow, modelo y activista que ni tan siquiera parecía emitir alguna emoción al ondear la bandera. Winnie se equivocó y la mostró cuando no tocaba, una vuelta antes.

Solo se la mostró al líder, por lo que el resto de pilotos continúo con su marcha, luchando, tomando riesgos… para nada. Hamilton trató de adelantar a Daniel Ricciardo y Max Verstappen dio el máximo hasta el punto de entrar por meta a solo 114 milésimas. Todo, para nada.

Quizás sea ese el mejor consuelo, que nada cambió y hay poco que lamentar. En la clasificación oficial consta la 68 como la última vuelta en lugar de la 70. Motivo más que suficiente para que en unos meses, la Fórmula 1 vuelva a dejar un puesto de responsabilidad en manos de cualquiera, especialmente si se trata de uno de sus queridos VIP.