Max Verstappen ha tenido que lidiar con dos personalidades realmente exigentes en su camino al éxito en la Fórmula 1. Uno de ellos es el siempre inamovible Helmut Marko, el asesor de Red Bull que ha demostrado no tener compasión con los pilotos que tiene a su cargo. Desde que el joven neerlandés se unió a la estructura de las bebidas energéticas, Marko no ha parado de exigir más y más a su principal apuesta.

Aparte del temible Marko, Verstappen ha tenido en casa a otra figura igual o incluso más estricta. Su padre Jos ha estado siempre al lado de su hijo desde el comienzo de su carrera deportiva en karting, con ambos protagonizando historias que son dignas de contarse en un libro. Después de todo, Verstappen agradece la dureza de su padre a lo largo de su carrera para llegar a la Fórmula 1.

“Durante toda mi vida he trabajado junto a mi padre y también es muy duro. Al final, es algo bueno. Me llevó hasta la Fórmula 1, por supuesto, junto al apoyo de Red Bull y Marko. Tienes que mantenerte crítico y eso fue necesario tras los fines de semana en China y Mónaco. Hablamos sobre ello. Esas cosas no pueden ocurrir, pero a veces hay que pasar por ello para volverte más fuerte, explicó Verstappen en Servus TV.

El joven neerlandés pudo sobreponerse a un complicado inicio de temporada, donde se vio involucrado en distintos accidentes, para terminar el año con dos victorias. El más especial de ellos fue en el Gran Premio de Austria, estrenando su casillero de triunfos en 2018 en frente de los aficionados de Red Bull en la carrera de casa de la escudería junto a muchos fans que se desplazaron desde Países Bajos.

“Fue increíble, especialmente con tantos aficionados neerlandeses allí. Fue genial ganar con un coche de Red Bull en el Red Bull Ring. Impresionante. No me lo esperaba la noche anterior a la carrera. Se pareció mucho a la carrera de 2016, pero esta vez estaba luchando por la victoria”, comentó Verstappen.