El Red Bull fue un vehículo muy competitivo en México, especialmente en manos de Max Verstappen. Si los entrenamientos libres fueron un aperitivo de lo que se venía, la sesión de clasificación, donde el neerlandés se quedó a escasas milésimas de conseguir la que hubiera sido su primera pole position.

Sin embargo, Max ratificó que tenía con qué luchar en carrera por la victoria. Fiel a su estilo, Verstappen atacó al máximo en la salida, lo que propició el error de Vettel que acabó contactando con Hamilton, quedando ambos muy retrasados al tener que entrar a boxes.

De un plumazo, los dos máximos rivales de Max Verstappen quedaban fuera de juego, con un Bottas en segunda posición que no podía mantener el ritmo del Red Bull ni de lejos, ya ni comentar el Force India de Esteban Ocon en la tercera posición.

Rápidamente la carrera de Max Verstappen se convirtió en una carrera con el cronómetro, en una carrera de mantener la distancia con el de detrás, algo a lo que el neerlandés no está acostumbrado y que le costó algun rapapolvo por parte del equipo.

Y es que sobre todo tras montar el juego nuevo de neumáticos, Max no podía no marcar muy buenos tiempos, mientras el equipo le repetía que el único objetivo era copiar los tiempos de Bottas. Al hacer caso omiso y sacarle por dos veces un segundo por vuelta al finlandés, el equipo se mostró implacable, con un rotundo “¿qué parte de copiar los tiempos de Bottas no has entendido?”, a lo que el neerlandés respondió que tranquilidad, que estaba todo bajo control.

Poco después se repitió la historia, mientras Max Verstappen, entre risas, pedía perdón al equipo por ir rápido. El neerlandés consiguió el objetivo del triunfo en un día en el que era visiblemente el más rápido en pista, y llegando hasta la estela de Vettel, cuarto, que apretó en los instantes finales para no ser doblado. Queda pendiente, eso sí, una mayor obediencia a los mensajes de radio.

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