Sebastian Vettel ha pasado desapercibido durante todo el Gran Premio de Brasil. El piloto alemán cruzó la bandera a cuadros en sexto lugar, el último de los hombres de arriba.

La carrera ya no arrancó bien. El germano perdía la segunda posición con Valtteri Bottas. Los dos Ferrari iban con una estrategia de neumáticos diferente a los Mercedes, con la goma blanda, con el objetivo de parar más tarde que sus principales rivales por el Mundial de Constructores.

Las penas de Vettel no terminaron ahí. Verstappen se pegó a su estela para adelantarlo en la frenada de la primera curva con una maniobra de mucha sangre fría. El tetracamepón caía a la cuarta plaza. Poco después, perdía la posición con su compañero Kimi Raikkonen al cometer un pequeño error de conducción.

El alemán hacía su paso por boxes y, varias vueltas después, con neumáticos más viejos, Ferrari ordenaba que intercambiase posición con Raikkonen, mucho más rápido en pista que su compañero. El título estaba en juego, y con el campeonato de pilotos ya perdido, la Scuderia no titubeó a la hora de sacrificar a su primer piloto.

Curiosamente, Vettel volvió a parar una vez más, quizás aquejado por el estado de sus neumáticos. Ricciardo estaba a más de 20 segundos. El alemán, en sexto lugar, no podría optar a un premio mayor en Interlagos. Una participación que parece evidenciar las ganas del germano de que termine el Mundial para que arranque 2019.