Williams aseguró a finales del año pasado que el monoplaza de 2018 sería completamente distinto a sus predecesores, apostando por una revolución técnica en el desarrollo del coche. Si bien la intención del equipo de Grove era la de realizar cambios drásticos con los que intentar frenar la recesión de los últimos años, parece que los planes no están saliendo como la estructura esperaba y están sufriendo retrasos en su programa de producción del nuevo vehículo.

Según apunta la variante italiana de Motorsport.com, el retraso es tal que Williams todavía no ha pasado todos los ‘crash test’ de la FIA. La incorporación del ‘halo’ en los monoplazas ha endurecido los requisitos de estas pruebas de impacto, tal y como reveló Toro Rosso tras superar los test, además de retrasar el trabajo de los ingenieros.

La instalación de la protección del ‘cockpit’ ha tenido un gran efecto en la construcción del chasis, la aerodinámica y el consumo, lo que ha obligado a los trabajadores de las fábricas a dedicar más tiempo del esperado al ‘halo’. Aunque Williams no sería el único equipo que sufre retrasos en su programa, sí sería el que más tiempo tiene que recuperar para tener el coche listo para los test de pretemporada.

El medio menciona la posibilidad de que Williams pudiera perderse la primera semana de test que se celebrará en Barcelona del 26 de febrero al 1 de marzo o tomara parte en las pruebas con el coche del año pasado. Para que se diera este suceso, el equipo tendría que estar enfrentándose a serias dificultades en la producción del monoplaza, aunque recientemente se han dado casos de escuderías que han tenido que usar el monoplaza de la temporada anterior al menos en la primera tanda de test, tal y como hizo Sauber en 2016.