Es imposible no recordar las caras de impotencia que mostró el equipo Mercedes al término del Gran Premio de Bélgica. Los alemanes, por primera vez, se veían claramente superados en rendimiento puro por Ferrari, con mucho mundial por delante.

El motor de Ferrari se mostró soberbio, superior al que era hasta la fecha el dominador de la era híbrida. Y por delante, el circuito donde el motor tiene más relevancia de toda la temporada, Monza.

El optimismo de Ferrari estaba más que justificado, así como el gran ánimo de los tifosi italianos que han abarrotado Monza como en época de Michael Schumacher. Y en clasificación… alegría contenida. Ferrari logró el ansiado doblete, pero Vettel falló su vuelta y Kimi Raikkonen se llevó la pole position.

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Primer contratiempo para el aspirante a llevarse el título, que tendría que luchar también contra Raikkonen. Ferrari, en su postura digna, no estaba dispuesto a aplicar órdenes de equipo, no al menos de forma evidente, por muy necesarias o beneficiosas que pudieran ser para el equipo. Y así ocurrió.

Vettel intentó adelantar a Raikkonen sin éxito y esto dio alas a Hamilton, que le ganó la posición a Vettel por fuera. Vettel, quizás no se lo esperaba, o bien no supo que hacer, pero hubo contacto entre ambos pilotos en el que el alemán se llevó la peor parte, con rotura de alerón incluida y pérdida de tiempo minimizada por la aparición del coche de seguridad.

Sebastian Vettel, por lo general, un piloto extraordinario, ya acumula una buena lista de ínfimos fallos de los que acaban saliendo muy caros. Falló al no conseguir la pole position por delante de Kimi Raikkonen, y falló en carrera, arriesgando donde no tocaba, pues no había nada que hiciera presagiar que Ferrari no iba a estar por delante de Mercedes. No hay más que recordar cómo Raikkonen le devolvió el adelantamiento a Hamilton tras la marcha del coche de seguridad.

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Vettel remontó hasta una más que digna cuarta posición, evidenciando una vez más que en la actual Fórmula 1 existen dos equipos, y solo con mucho viento a favor, se suma Red Bull. El alemán se lleva 12 puntos mientras que Hamilton suma 25 en un día que todo estaba diseñado para que él se llevase 25 y Hamilton se tuviera que conformar con 15, quedándose Ferrari verdaderamente cerca del liderato.

Los tifosi venían a celebrar un doblete, el doblete más rojo de los últimos tiempos, y se marchan derrotados, decepcionados, y con un mundial que aun es posible, pero que se pone más complicado. Vettel sigue asegurando que Hamilton le tendría que haber dado más espacio, pero parece complicado juzgar que Hamilton hizo algo mal en esa maniobra.

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A Ferrari se le empezó a escapar el mundial de 2017 en Monza, sorprendidos por Mercedes, y más tarde en Singapur, con una muy mala decisión de salida de Vettel, que acabó en accidente. Sorprendentemente, 2018 sigue acumulando errores de los pilotos, siendo una versión muy diferente del Vettel que arrasaba cuando Red Bull no tenía rival, y si más parecida a la de 2012, donde teniendo mejor coche, casi pierde el mundial en la última carrera de Brasil tras meterse en un lío en la salida.

Siete carreras por delante para enmendar este mundial por parte de Ferrari. De lo contrario, fácilmente esta edición de Monza podría pasar a la historia como una de las más decepcionantes. ¿Podrá lograrlo Ferrari, o será un nuevo campeonato en el que se recordará como los italianos nadaron para morir ahogados en la orilla?