Este nuevo reto de José Luis Álvarez supone atravesar países como Perú, Argentina y Chile en un pequeño buggy al que se la ha añadido una carrocería de un prototipo de Smart. El vehículo mide 2,78 metros de largo, por 1,64 de ancho y 1,88 de alto. Tiene 750 kilos de peso y se han modificado tanto los amortiguadores –procedentes de un buggy americano– como el chasis. El motor es un bloque bilicíldrico de 900 centímetros cúbicos, con inyección electrónica y cambio por variador. Las llantas son unas Braid de 14 pulgadas.

La carrocería está íntegramente fabricada en fibra de vidrio, un material más barato que la fibra de carbono, pero también más pesado. En cuanto al equipamiento, el buggy incluye asiento tipo bacquet y multitud de componentes fundamentales para la navegación como GPS, Sentinel, rutómetros, baliza de emergencia, depósito de gasolina de 120 litros, dos ruedas de repuesto, etc.

Según el propio piloto, el reto es hacer cosas diferentes “si quieres ser diferente, haz cosas diferentes”, ha afirmado. Recientemente además se ha sabido que José Luis deberá realizar toda la prueba en solitario y sin asistencia debido a que no ha podido completar el presupusto necesario para cubrir todo el rallye. Es decir no le acompañará nadie que le pueda proporcionar apoyo técnico en el campamento al final de cada etapa y deberá ser él mismo el que repare el vehículo. En definitiva, todo una aventura para un piloto que ya fue el primer español en acabar el Dakar con un quad.

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