La participación de Laia Sanz en el Rally Dakar 2019 corrió un serio peligro debido a una doble enfermedad. La piloto catalana contrajo en primavera una mononucleosis infecciosa provocada por el virus de Epstein-Barr, una situación que se agravó cuando también sufrió la fiebre Q, provocada por la bacteria Coxiella Burnetii.

A pesar de que estas enfermedades dejaron totalmente inactiva a Sanz durante tres meses, viéndose obligada a renunciar a montar en moto y a entrenar temporalmente, la catalana ha confirmado su participación en la próxima edición del rally más duro del mundo. Sanz tomará la salida de su noveno Dakar consecutivo el 6 de enero en Lima, en el comienzo de un recorrido en bucle para regresar a la capital en la última etapa.

Sanz no ha podido prepararse todo lo que hubiera deseado para afrontar una prueba de tal exigencia física. “No llego como querría, ni mucho menos. Después de tanto tiempo, me faltará ritmo y velocidad. Tampoco he podido entrenar la navegación, pero en este caso, la experiencia puede compensarlo un poco. Lo que me preocupa de verdad es mi estado físico y cómo aguantaré las etapas largas, reconoció.

“Ha sido un proceso muy duro y muy molesto. Realmente he sufrido mucho, pero hace algo más de una semana empecé a encontrarme bien y desde entonces he podido comenzar los entrenamientos de verdad. Hasta ahora sólo había ido al gimnasio más para hacer recuperación que para entrenar, así que llegaré al Dakar con menos de un mes de preparación, después de estar parada desde el mes de agosto”, añadió Sanz.

Una gran novena posición absoluta en la edición de 2015 marca el mejor resultado de Sanz en el Dakar hasta el momento. En esta ocasión, la catalana se marca objetivos mucho menos ambiciosos debido a las condiciones físicas con las que llega al rally después de recuperarse de la enfermedad.

“Para mí, este año es un éxito llegar a la línea de salida estando sana. A partir de ahí, ¿cuál es el objetivo? No tendré presión por el resultado, porque no me puedo exigir nada, pero ¿quién sabe? Quizá haya un día de navegación difícil en que me acompañe la suerte y que a mí me salga bien, o al revés, que sufra mucho y que me limite a hacer lo posible por terminar. Será una auténtica incógnita, comentó Sanz.