Son tiempos complicados para Yamaha. Los del diapasón están lejos de luchar por victorias y menos aún por el campeonato tal y como hicieron años atrás. Hace dos semanas, en Mugello el mejor de los pilotos de Yamaha fue Maverick Viñales que finalizó sexto, y por tanto, lejos de donde debería estar alguien que aspira a ganar.

Viñales se ha unido a las quejas que ya empezó Valentino Rossi en las que pedía auxilio a Yamaha para que les ayudasen a mejorar la moto. Al final, esto es un deporte de equipo en el que cada uno tiene que hacer su parte y, solo si alguien no cumple con su parte, el trabajo de todos los demás pude verse comprometido. Probablemente sea esto lo que sucede en el equipo, pero no hay que tirar la toalla, Yamaha es un equipo con ADN campeón.

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“Llego con sensaciones muy buenas, toca motivarse, estar al máximo, el Gran Premio de casa es muy importante y trataré de dar mi mejor versión”, explica Maverick, pero a pesar de todo es consciente de las dificultades que atraviesa, “está siendo difícil, preparas muy bien la moto para la carrera, en Italia en los libres estábamos dos Yamaha por delante, pero después en carrera es imposible. Es muy difícil afrontar así los fines de semana, pero lo hacemos con ilusión.”

“Al final es un baño de realidad. En cinco carreras no se ha mejorado nada y seguramente será difícil de mejorar. Seguiremos trabajando, es muy importante el test del lunes para dar un salto hacia adelante. Intentaré como siempre dar lo mejor de mí mismo y ser la primera Yamaha”, insiste el piloto español.

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Pero irremediablemente, contrastan las buenas actuaciones de Quartararo y Morbidelli: “En resultados no hay una gran diferencia, quizás en un entrenamiento. La diferencia es que el equipo de fábrica prueba muchas cosas y ellos se dedican a preparar la moto para una vuelta rápida. Y eso cuesta, cuesta porque estás trabajando mucho y vienen dos pilotos y acaban delante. Pero cuando llega la carrera, la hora de la verdad, se ve la realidad.”