Definitivamente a los fabricantes actuales les encanta batir récords. Si hoy mismo os contábamos la última proeza de un tracción delantera en Nürburgring, Mazda nos ha sorprendido con un registro único pero en una especialidad bastante menos recurrente: la resistencia.

La casa nipona ha llevado al circuito de alta velocidad de Papenburg (Alemania) tres unidades del Mazda 6 2.2 SKYACTIV-D en su variante más potente, la de 175 caballos. Junto a ellos, un equipo compuesto por técnicos, pilotos de la marca y hasta periodistas del motor con un único objetivo: batir el récord de velocidad media en 24 horas que, con un vehículo Diesel de producción, estaba en 209,824 km/h.

Aunque el récord está todavía pendiente de confirmación por parte de la FIA, la casa nipona asegura haber completado la prueba con una media de 221,072 km/h y sin sufrir el más mínimo incidente en ninguno de los coches desplazados. De hecho, este fue el valor registrado por el equipo que mejor funcionó pero los otros dos también superaron el registro anterior y es que entre el más rápido y el más lento sólo hubo 0,89 km/h de diferencia.

Los Mazda 6 Diesel cubrieron una distancia total de 5.300 kilómetros que, lógicamente, también es un récord en esta pruebas por relevos. Los conductores se alternaron en el volante durante 1,5 horas y lograron aprovechar al máximo los peraltes para ganar velocidad en este circuito ovalado.

De esta forma, Mazda quiere poner énfasis en la dureza y las prestaciones de una mecánica, la SKYACTIV-D presente en la mayoría de sus modelos, desde el citado Mazda 6 como en los 3, CX-5 y en el nuevo 2.

Lettermark
Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.