En BMW están contentos de la evolución de la marca en los últimos años y ver los valores que han construido de cara a la competencia, rivales que dicen que BMW es el fabricante de automóviles mejor preparado para el futuro inmediato, según un estudio de la auditora KPMG. De hecho alardean (y no es para menos) de los 5.200 millones de euros que destinan a i+D (dato de 2015), un poco menos de la mitad de lo que el gobierno español invierte en investigación y desarrollo (aproximadamente 12.000 millones de euros). Esa cifra resulta curiosa cuando el beneficio del grupo antes de impuestos ronda los 7.000 millones de euros.
Parte de ese dinero ya es realidad con la tecnología disponible en los actuales BMW, como en los Serie 5 y Serie 7, con sus llaves telemáticas convertidas en auténticos smartphones desde los que controlar la climatización, comprobar que las puertas están cerradas e, incluso, aparcarlos a distancia, una tarea que hemos tenido ocasión de realizar de forma sencilla (para ello, el coche tiene que contar con esta opción, si no es imposible). Estas operaciones se realizan asimismo a través de la aplicación BMW Connected, como vimos en el primer taller en el que participamos.
Otros aspectos clave son la realidad aumentada y la evolución de los propulsores. De la primera destacar que, a nivel interno, los mecánicos utilizan gafas especiales que dan las instrucciones visuales y vocales para realizar operaciones de mantenimiento y de reparación, unas gafas que previsiblemente lleguen a los talleres de las concesiones dentro de un tiempo (nos comentaron que están tratando el asunto con varios fabricantes de gafas, incluido Google). En lo que respecta a mecánica, el bloque 50d del Serie 7 con 400 caballos se mueve gracias a ¡cuatro turbos!, tres de ellos trabajando desde el ralentí y los cuatro cuando se exige las máximas prestaciones.
El segundo taller se inició con una pregunta que os trasladamos: ¿qué imagen tenéis de BMW? Seguro que pensáis en deportividad, lujo, coches de alta gama, coches caros… En ningún momento nadie pensó en eficiencia, de ahí que nos explicaran que BMW es una marca muy preocupada por el medio ambiente. En los años 80 fueron de los pocos que incorporaron un indicador de consumo instantáneo para informar al conductor del gasto que estaba llevando a cabo en su conducción. Eso mismo podría considerarse el origen de la ecología-economía de la que hacen gala en la actualidad. Y ahí van unos datos para entenderlo: el 58% de las plantas y oficinas de todo el mundo se alimentan con energías renovables y se emplean 2.200 litros de agua para ensamblar un automóvil (por los 15.000 litros para generar un kilo de carne). Incluso los valores de homologación de consumo tuvieron que ser revisados en el Instituto para la Diversificación del Ahorro Energético (IDAE) porque los ingenieros de esta institución pensaban que eran erróneos al ser tan bajos.
Además, las submarcas i e i Performance sirven para demostrar el potencial de BMW en materia de eléctricos e híbridos enchufables, con una gama formada actualmente por los i3, i3 REX de autonomía extendida, i8, 225xe Active Tourer, 330e, 740e, X5 xDrive40e y, para finalizar, el 530e, que saldrá a la venta en unos meses. Todos estos turismos, independientemente si son híbridos en serie o en paralelo, montan baterías modulares, de ahí que sean reparables y se evite tirar a la basura literalmente la pila dañada, otro aspecto reseñable ya que BMW es la compañía que menos residuos genera por vehículo creado (cuatro kilos). Tampoco hay que olvidarse de los faros láser que monta el i8, que consumen un 50% menos de energía que los led, tienen una vida útil del doble que el led y el alcance de las largas se multiplica por dos.
Por último, nos explicaron los orígenes de la división M hasta llegar a la actualidad, 40 años de evolución en los que el M4 GTS de 500 caballos es el máximo exponente técnico. Entre las soluciones que incluye este biplaza está el uso de la fibra de carbono en partes como el techo o las llantas, los pilotos traseros con iluminación OLED–complementan a los led porque éstos tienen mayor intensidad lumínica– y la inyección de agua destilada, con la que se logra bajar 30º la temperatura de la cámara de combustión. Este sistema, por cierto, tiene un depósito de cinco litros bajo el piso del maletero que el cliente puede rellenar en apenas unos segundos y cuya autonomía ronda los 3.000 kilómetros en situaciones normales reduciéndose drásticamente si se hacen tandas. Asimismo y cada vez que se apaga el seis cilindros turbo, tiene un circuito de recirculación que devuelve todo el líquido al tanque evitando así que las canalizaciones revienten en caso de congelación.
Un pequeño ejemplo y muy resumido a fin de cuentas de todo lo que BMW tiene 'entre manos'. Veremos con qué nos sorprenden este año, y el que viene, y al siguiente…
