A pesar de que “nadie da duros a pesetas”, en nuestro país continúan proliferando bandas como la detenida durante la noche de ayer en Madrid. Sus miembros se dedicaban a estafar a unos ingenuos clientes que creían haberse comprado un Ferrari a precio de saldo cuando, en realidad, se llevaban una réplica del mismo basada en un Toyota Celica, y eso en el mejor de los casos.

Esta organización tenía una nave en Valencia y, al parecer, sus falsificaciones incluían elementos originales de la casa de Maranello como el volante o las insignias. Dependiendo de las mismas, estaban mejor o peor conseguidas pero lo cierto es que la mayoría de quienes las compraron pudieron haber evitado la estafa sólo con acceder al interior de los coches.

La mayoría de los Ferrari falsificados eran modelos de su gama media como el Ferrari California o el F 355 aunque, en realidad, se trataba de simples réplicas, basadas sobre todo en el Toyota Celica. Los precios de venta oscilaban entre los 30.000 y los 50.000 euros, dependiendo de lo que lograsen negociar.

La Jefatura Superior de Policía de Madrid ha asegurado que los estafados son “varios” sin precisar un número y también ha explicado que en Suiza e Italia se han desmantelado redes similares en los últimos años.

Vale la pena recordar que los Ferrari más asequibles, modelos como el California o el 458 Italia parten en los 200.000 euros en nuestro mercado y generalmente, tienen lista de espera. Los últimos modelos, como el F12 Berlinetta o el hypercar LaFerrari, acumularán más de un año de espera debido a su bajo ritmo de producción y elevada demanda.

Lettermark
Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.