El 1 de enero de 2017 entrará en vigor en Europa la prohibición de utilizar el gas refrigerante R134a en los aires acondicionados de cualquier coche nuevo. El producto elegido para sustituirlo es el R1234yf de la empresa estadounidense Honeywell, menos contaminante y favorecedor del calentamiento global. Sin embargo, el grupo alemán Daimler ha preferido investigar otras alternativas después de detectar en 2012 algunos incendios en prototipos accidentados, provistos de ese gas.

El fabricante de Stuttgart, que ya ha aplicado las modificaciones pertinentes a sus modelos para que el 1234yf no tenga problemas de seguridad, recurrirá a una solución innovadora: el dióxido de carbono (CO2). A partir de 2017, los Mercedes-Benz Clase E y Clase S se ofrecerán con sistemas de aire acondicionado basados en él. Serán los primeros vehículos que lo empleen en el mercado europeo y se ciñe a las características DIN definidas por la Asociación de la Industria Automovilística Alemana -VDA, por sus siglas en alemán-.

El CO2 se usó como refrigerante en aires acondicionados entre 1875 y la década de los años treinta del siglo XX. Después se optó por gases fluorados y en los últimos años vuelve a considerarse como una opción más recomendable por su menor influencia en el calentamiento global que los anteriores refrigerantes artificiales. Además, su inferior grado de humedad permite enfriar el aire con mayor rapidez, desgasta menos el dispositivo de aire acondicionado y no es inflamable.

Este gas necesita presiones más elevadas a las habituales -hasta diez veces mayores- para enfriar el aire. Por ese motivo, Daimler señala ha modificado los conductos y los sellados de su sistema de modo que se garantice la máxima protección en su funcionamiento. El consorcio ha trabajado con varios actores de la industria auxiliar germana y ha hecho públicos los documentos para que otras marcas puedan desarrollar los suyos propios partiendo de ellos.

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