Como la mayoría de utilitarios del segmento A de su categoría, la personalización constituye una de las razones de ser del Smart Fortwo. La marca de Daimler aumenta con cada generación el catálogo de opciones con las que configurar cada unidad y hacerla única. Pero en un mercado en el que existen infinitos gustos, siempre se puede avanzar un paso más en esta materia.

Ahí es donde entran preparadores como el alemán Lorinser, que se ha adelantado a Brabus en la tradición de modificar al pequeño Fortwo. Aunque solamente mide 2,7 metros de longitud, en ellos caben accesorios propios de turismos mayores como paragolpes más destacados, un difusor en el posterior con colas de escape de mayor tamaño, una reducción de la altura de la suspensión y llantas exclusivas pintadas de negro mate.

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Lorinser no entra en detalles sobre el interior ni tampoco en el de la mecánica. Si planea trabajar alguno de estos apartados, el más urgente es el segundo, dado que ninguno de los dos motores actuales encaja con el diseño más atrevido de la preparación. En este aspecto, Brabus aún tiene tiempo de remontar en su particular competición.

El anterior Smart que comercializó Lorinser, el 451, sí obtuvo alteraciones en el habitáculo y sus motores. Inserciones de imitación de carbono, un volante deportivo o pedales de aluminio, entre otros artículos, podían adornar el primero y los segundos se beneficiban de incrementos de hasta 22 caballos de potencia frente a los de serie.

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