Audi lleva 40 años sometiendo a todos sus modelos a los test 'INKA' (Ingolstädter Korrosions und Alterungstest), una dura prueba que evalúa la durabilidad y protección de cada vehículo contra la corrosión y el paso del tiempo. Realizado en la sede de Ingolstadt, el test simula 12 de años de vida del automóvil en solo 19 semanas.
Con la prueba del nuevo Audi A4, la marca germana ha celebrado su test 'INKA' número 100, completando un total de 322.500 horas de prueba y cubriendo más de un millón de kilómetros por carretera, incluidos 2.800 kilómetros a través del barro y 1.900 kilómetros a través de sal.
La prueba de resistencia contempla cinco fases. En la primera se cubre el vehículo con una capa de sal dentro de una cámara climatizada a 35 grados de temperatura. A continuación se pasa a una temperatura de 50 grados y una humedad máxima del cien por cien. En la fase tres la temperatura sube hasta los 90 grados para comprobar si los colores y los materiales del interior no se estropean.
La cuarta fase simula condiciones de invierno similares a las del círculo polar. La sala llega a los 35 grados bajo cero mientras unas máquinas someten al coche a pruebas de torsión comprobar la dureza de su estructura. La fase final se lleva a cabo a través de rutas especialmente difíciles preparadas para el test.
Cada modelo recorre más de 12.000 kilómetros a lo largo de la prueba. Al finalizarla, los inspectores de calidad desmontan el coche y comprueban cada pieza para determinar si existen puntos débiles. El test 'INKA' nació en 2002, pero la firma lleva realizando este tipo de pruebas desde mediados de los años setenta. En el siguiente vídeo podéis comprobar algunas de las pruebas que forman parte del duro test de Audi.
