El Mercedes Clase B se transforma por completo en esta segunda generación en busca de un público joven y dinámico en una estrategia conjunta que Mercedes está llevando a cabo en todos los segmentos. De las más de 700.000 unidades que se vendieron del modelo anterior, prácticamente un 80% fueron adquiridas por familias que superaban los 40 años de edad y una situación que la marca quiere revertir. Para ello, el Clase B ha pasado a ser lo que la marca denomina un ‘Sport-tourer compacto’ o lo que es lo mismo, un coche siete centímetros más largo y cinco más bajo que se queda a medio camino entre un compacto al uso -tipo Audi A3 Sportback o BMW Serie 1- y un monovolumen -como los Volkswagen Touran o Renault Scénic-. Con una carrocería de 4,38 metros de largo, 1,79 de ancho y 1,56 de alto y un coeficiente aerodinámico de sólo 0,26 Cx, por dimensiones y proporciones se asemeja mucho más a modelos como el Volkswagen Golf Plus o el Seat Altea.

El coeficiente aerodinámico es muy bueno: 0,26 Cx y se reducirá hasta los 0,24 con el paquete de eficiencias ECO Technology, disponible el año que viene.

Por lo tanto, en el interior no sorprende tanto que el espacio disponible sólo sea el imprescindible. Tan sólo detrás mejora algo en relación a su antecesor, debido a unos asientos más bajos y ergonómicos que facilitan el acceso y otorgan mayores distancias a nivel de las rodillas y la cabeza. Además, esta banqueta se puede deslizar longitudinalmente permitiendo aumentar la capacidad del maletero desde los 486 a los 666 litros. Al volante también se aprecia un puesto de conducción bajo y tanto el salpicadero como el volante de tres radios o las salidas de ventilación -hay cinco disponibles-, siguen la nueva línea deportiva de la marca, inspirada en el SLS AMG. En este ambiente y con todos los mandos muy cerca del conductor nos sentimos francamente cómodos para comenzar a probar las novedades mecánicas, que tampoco son pocas.

GENÉTICA DEL FUTURO
Los ingenieros de Mercedes han trabajado a fondo para desarrollar un nuevo chasis que también servirá de base al nuevo y revolucionario Clase A, a un sedán -CLA o BLC- que también se encuentra ya en fase de pruebas y a otros dos modelos más de los que Mercedes no ha adelantado información alguna todavía.

La estructura tiene suspensión trasera independiente y un hueco previsto entre el tren delantero y el posterior para alojar un conjunto de baterías en futuras versiones eléctricas. El Clase B marcha bien amortiguado y con un ajuste más bien rígido. Además, se ofrece como opción un tren de rodaje deportivo con suspensiones rebajadas en 15 milímetros y amortiguadores de mayor dureza. En cualquier caso, con cualquiera de las dos, el bastidor demuestra una gran estabilidad en carretera y se maneja con soltura incluso en las zonas más complejas. El ESP también ha sido optimizado para lograr este carácter más deportivo y durante nuestra ruta, no vimos parpadear su testigo en ningún momento.

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Durante un buen puñado de kilómetros, tuve la ocasión de conducir el Clase B con los cuatro motores que tiene disponibles hoy por hoy, todos ellos de nueva factura. Hay dos de gasolina de 1.6 litros turbo con potencias de 122 y 156 caballos, que se venden bajo la denominación 180 y 200, mientras que los otros dos, turbodiesel, derivan del bloque de 1.8 litros y ofrecen potencias de 109 y 136 caballos. Son los 180 CDI y 200 CDI. Todos ellos cuentan de serie contarán con un nuevo cambio manual de seis velocidades y accionamiento muy suave, mientas que como opción, se ofrece el cambio 7G-DCT de doble embrague, también de reciente desarrollo.

De todos estos avances, los más destacados nos parecen los nuevos motores de gasolina, ambos capaz de ofrecer sus cifras de par más elevadas -200 y 250 Nm, respectivamente- desde un régimen bajísimo -1.250 vueltas- y hasta las 4.000. A pesar de que los dos son turboalimentados, aceleran de forma muy progresiva y emiten un sonido fino pero muy gratificante. Especialmente el 200, ofrece un nivel de prestaciones muy bueno y asociado al nuevo cambio automático, que se puede manejar desde las levas, tiene un tacto bastante deportivo, unos niveles de consumo tan bajos como con el manual -5,9 litros/100 kilómetros- y gana dos décimas en aceleración, con un 0-100 km/h de 8,6 segundos.

El 180 es más descafeinado pero también puede ser una opción válida para quien no realice muchos kilómetros y, sobre todo, no lo cargue demasiado.

Los dos CDI, por su parte, son impecables en la entrega de potencia y tienen buen tacto. El de 136 caballos ofrece una respuesta al acelerador muy buena -parece más potente- y ambos son perfectamente válidos para viajar a buen ritmo por autovía o subir pendientes con carga. Los dos consumen lo mismo, una media de 4,4 litros a los 100 km/h pero el 180 CDI con cambio manual es el más asequible de la gama y cuesta 3.000 euros menos que el 200 CDI.

Por último, el Clase B incorpora los últimos avances de Mercedes en el campo de la seguridad y algunos de ellos son de serie. Hablamos de los faros bi-xenón, del sistema 'Collision Prevention Assist', que alerta al conductor de una posible colisión frontal gracias a un radar ubicado en el frontal del coche y es capaz incluso de detener el vehículo si no circula a una velocidad superior a los 30 km/h. En la lista de opciones, encontramos un amplio catálogo: detector de señales, sistema de parking automático, sistema preventivo de protección de los ocupantes ‘PRE-SAFE’, cámara trasera, detección de objetos en el ángulo muerto, el sistema de alerta por cambio involuntario de carril ‘Lane Assist’, o iluminación activa ‘Adaptative Headlamp Assist’, entre otros.

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