Con 4,24 metros de largo, 1,30 de alto, 2+2 plazas, con un peso inferior a los 1.300 kilos, motor Bóxer atmosférico de 200 CV y diseñado desde el principio como un deportivo de tracción trasera y no como un derivado de un turismo, así es el Subaru BRZ, un deportivo de verdad, como los que durante décadas han ofrecido las marcas japonesas pero que hace años parecía que habían desaparecido del mercado, salvo excepciones de mucha más potencia y precio.

El BRZ ha sido desarrollado conjuntamente con Toyota y de hecho es el mismo coche que el GT86 (que ya probamos en el Jarama) ya que salen de la misma línea de montaje de Subaru, pero con ligeras diferencias estéticas y, según declaran los responsables de Subaru, con una suspensión algo más firme en el BRZ. Lo primero que llama la atención es su silueta de verdadero deportivo, atractivo pero sin estridencias de diseño, siguiendo el esquema clásico de un cupé, sin portón trasero, con una pequeña tapa para acceder al maletero y con puertas sin marco. El diseño interior no es un alarde de imaginación pero es atractivo, está bien acabado y los materiales empleados son de tacto blando y suave. El espacio para las plazas trasera es muy justo, como buen 2+2, pero se agradece poder disponer de esas dos plazas, aunque sea para una emergencia.

El motor es un nuevo Bóxer de Subaru de cuatro cilindros atmosférico pero con inyección directa de gasolina (por primera vez en Subaru) procedente de Toyota y que ofrece 200 CV a casi 7.000 vueltas. Su sonido es realmente estimulante y aunque ofrece el par a un régimen bastante alto es capaz de recuperar con cierta soltura desde bajas vueltas, pero es a partir de las 3.500 revoluciones donde empieza a entregar todo su carácter. De serie viene con cambio manual de seis velocidades con un tacto magnífico, algo duro pero con unos recorridos muy cortos y precisos de coche casi “de carreras”. En opción también hay un cambio automático de seis velocidades que resulta sorprendentemente deportivo, ya que apura las marchas hasta un régimen inusualmente alto, además de contar con un modo Sport que hace lo hace todavía más rápido y que se complementa con las levas situadas tras el volante.

El precio partirá de los 29.900 euros y no llegará hasta finales de año debido a la fuerte demanda

Es un Subaru pero de tracción trasera. Para hacerlo más divertido y que el conductor pueda adaptarlo a su gusto, se puede jugar con cinco configuraciones distintas a base de combinar los controles de tracción y estabilidad, conectando o desconectando el primero y variando el nivel de actuación del segundo, además de poder anular por completo la ayuda de los dos. La suspensión es dura, como se espera de un deportivo, pero no llega a resulta seca e incluso después de muchos kilómetros no cansa, lo que demuestra el excelente trabajo realizado en el bastidor.

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El BRZ es de esos coches realmente divertidos que no te cansas de conducir, que no es exigente si se quiere circular rápido y que a la vez permite una conducción tranquila sin ningún problema. Todo está pensado par la máxima agilidad, desde la dirección hasta su ligero peso. El motor Bóxer resulta especialmente bajo y esto ha permitido que el centro de gravedad del BRZ esté todavía más cerca del suelo que en cualquier otro modelo de la marca e incluso que muchos grandes deportivos, otro elemento más que contribuye a su extraordinaria agilidad y aplomo.

El precio de partida será de 29.900 euros y estará disponible en dos niveles de acabado. La mala noticia es que no llegará hasta finales de año a los concesionarios y todo dependiendo de la demanda del mercado japonés que por el momento es el triple de las previsiones de la marca, lo que hace prever que serán pocas las unidades que lleguen a Europa antes de que termine 2012.

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