Audi es un referente en lo que a automóviles premium se refiere y aunque pertenece al grupo Volkswagen, sus vehículos tienen identidad propia como queda patente hasta en el modelo de acceso a la gama, el A1, familiarizado con los Polo e Ibiza pero de los que no hay rastro por ninguna parte. Y hablando del ‘chiquitín’, está de actualidad debido al restyling estético sufrido, que lo asemeja a sus renovados hermanos mayores como A6 y A7. Y no hay duda, con los cambios sigue siendo el objeto de deseo de muchos conductores… y cada vez más conductoras.

Por estos argumentos y otros como la calidad, el A1 ‘pelea’ en la liga de urbanos‘top’, en la que también está compitiendo Mini con su Cooper y a la que quiere entrar Mazda. Sí, has leído bien. Pero, ¿la japonesa está en condiciones de medirse en términos de fabricación e imagen? Con el nuevo 2 va por buen camino. Y es que el salto evolutivo sufrido en el cambio generacional es tan significativo que, aunque aún faltan detalles por pulir como algunos ajustes o los remates del salpicadero, Mazda ha entrado de lleno en una etapa en la que valora conceptos como el de ‘lujo asequible’ y el de ‘eficiencia energética’ por encima de otros.

Auténtico tiramillas
A diferencia del A1, el 2 no se rinde a la moda turbo que impera hoy en día si hablamos de mecánicas gasolina. Y lo cierto es que no echamos en falta este ‘revulsivo’ si valoramos el consumo por encima de otras cuestiones, como ocurre con el 1.5 de 115 caballos elegido para la ocasión. Curiosamente, el Mazda gasta menos combustible que su rival no sólo por unas relaciones finales del cambio más largas, sino también por un peso inferior, es 60 kilogramos más ligero.

El puesto de conducción del A1 es muy deportivo; el del 2 es más de un compacto

Como un tiro
Esta mayor ligereza hace que, en zonas con curvas, el 2 vaya rápido y siga la estela del A1. No hay que olvidar que parte de la excelente dinámica recae en el trabajo del chasis, bastante neutro de respuestas y perfectamente preparado para mover al Mazda con un propulsor más potente si lo hubiera, algo que por el momento no está previsto, al menos a corto plazo. No obstante, el bloque elegido para la ocasión tiene un toque racing pues al caracer de sobrealimentación, debe funcionar en la parte alta del cuentarrevoluciones, en torno a 4.000 vueltas. Y el sonido en esas circunstancias es bastante estimulante para tratarse de 115 caballos.

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El TFSI del Audi, por su parte, se muestra más vivo desde abajo y tiene una franja de empuje más amplia que la del Mazda. Además, va asociado al DSG de seis relaciones, una opción costosa teniendo en cuenta que vale casi 2.000 euros y que, en reducciones, a veces no es tan fino como cabría esperar. En el otro lado de la balanza se sitúan la rapidez en el salto entre marchas y la posibilidad de jugar con los modos de conducción que lleva de serie, como el Sport o el Efficiency, y variar el comportamiento del coche. En este último ‘salta’ el punto muerto cada vez que levantamos el pie del acelerador para aprovechar la inercia, una práctica herramienta, junto a otras, con la que el A1 iguala los registros de consumo del 2.

En lo que respecta a suspensiones, el Mazda tiene un tarado duro como ocurre en el A1, aunque el Audi se vuelve extremo si se equipa la opción Sport, algo incómoda e innecesaria para circular por la ciudad y por asfaltos en mal estado de conservación.

El equilibrio
Como ves, Mazda ha creado un utilitario capaz de seguir al exclusivo Audi A1, incluso superándolo en campos como la autonomía y el espacio interior. Pero el Audi sigue siendo intratable en exclusividad, terminación y personalización.

Precio, equipamiento y ficha técnica del Audi A1 Sportback 1.4 TFSI 125CV

Precio, equipamiento y ficha técnica del Mazda2 1.5 115CV

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