El dato de aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora en 4,2 segundos podría encabezar la prueba de un ligero cupé deportivo, como un Porsche Cayman S. Y un consumo medio de 10,2 litros a los cien podría indicarnos que se trata de un SUV compacto, como un Ford Kuga. Pero no, se trata del S8, una imponente berlina de de más de cinco metros de largo, 520 caballos de potencia y una dotación tecnológica que ensombrece todo lo conocido hasta el momento.

Tal es la perfección perseguida en el desarrollo del icónico S8, que la toma de contacto que se realizó en La Rioja, incluyó una sesión de tandas al límite en el Circuito de Navarra, en la localidad de Los Arcos. La verdad es que resulta chocante ver la bandera de cuadros y salir a pista confortablemente instalados en una berlina de lujo de este porte y pisar a fondo para ver hasta donde puede llegar su motor y su chasis.

En apenas 10 segundos superamos los 200 kilómetros / hora

Muy silenciado, el V8 empuja de una forma tan progresiva que tardamos un tiempo en darnos cuenta del ritmo al que rodamos. El habitáculo permanece perfectamente aislado y no deja que los ruidos del motor, el aire o de la fricción de los neumáticos nos transmitan nada de lo que está ocurriendo ahí fuera. En apenas diez segundos ya alcanzamos los 200 kilómetros por hora y el instinto nos hace cambiar el pie del acelerador al freno. Pero nos quedamos largos de frenada las primeras curvas, ya que los enormes discos cerámicos detienen las dos toneladas del coche con una contundencia sorprendente.

El chasis ha sido minuciosamente puesto a punto y la suspensión neumática regulable con tarado deportivo, 10 milímetros más baja, mantiene el tipo cuando toda la masa del S8 se precipita hacia la curva y la traza con una eficacia asombrosa para un coche de este tamaño. Las reacciones se mantienen nobles y la suave dirección activa mantiene la suficiente precisión para intuir el derrapaje de las ruedas traseras, que se produce de forma muy progresiva. El diferencial deportivo trasero se encarga de que no perdamos la trayectoria cuando ya pensamos que las leyes de la física nos van a sacar del circuito.

Tras la inusual experiencia de rodar tan al límite con un automóvil que asociamos a seriedad, plazas traseras ocupadas por personalidades y un chófer al volante, las sorpresas no acaban en carretera abierta. El nuevo motor 4.0 TFSI V8 biturbo que ha sustituido al anterior V10 atmosférico, no sólo es un 17 % más potente, sino que consume un 23 % menos. Lo que parece magia tiene su explicación en un sistema de 'cilindros a la carta' que, cuando rodamos con la inercia suficiente, desconecta cuatro de los ocho cilindros, dejando sus válvulas abiertas. El resultado, circulando a velocidades normales por autopista, es de un 10 % menos de consumo.


La faceta suntuosa
Pero el S8 llega a la máxima sofisticación con el sistema Active engine mounts, unos anclajes activos electromagnéticos del motor que eliminan cualquier vibración que genere durante su desconexión de la mitad de sus cilindros. Y, para que el cambio de sonido del V8 no perturbe a los pasajeros, un sofisticado equipo de sonido llamado ANC emite por cuatro micrófonos ocultos en el techo un 'antisonido' que elimina cualquier ruido proveniente del motor, incluso con música ambiental.

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