Afortunadamente las variantes de cuatro puertas denominadas sedán han experimentado una transformación con la que han cobrado una identidad propia. Ya no son meras versiones con ‘añadidos’ sino que presentan una línea perfectamente equilibrada tanto en lo estético como en lo mecánico.

La llegada del renacido Toledo ha supuesto un revulsivo para el segmento. Es una versión totalmente nueva que busca ofrecer la máxima practicidad, al igual que sus rivales elegidos para esta comparativa; Ford Focus y el también recién lanzado Opel Astra, en sus variantes sedán. Como se trata de vehículos funcionales y económicos previsiblemente las versiones turbodiésel serán las que acaparen mayor número de ventas. En esta ocasión hemos optado por los bloques de potencia media. En el caso del Toledo se trata del motor 1.6 TDI de 105 caballos, mientras que para el Astra, por disponibilidad hemos elegido la variante 1.7 CDTi de 130 caballos y en el Focus por el 1.6 TDCi de 115.

Conocidas las motorizaciones, la habitabilidad es una de las claves de estos modelos. El Seat Toledo recupera la tradición de las carrocerías tres volúmenes y aporta un diseño muy racional orientado a lo práctico. Nada más acceder al interior nos damos cuenta de esta característica. El habitáculo está bien resuelto con un puesto de mando bastante ergonómico. Todo queda a mano del conductor, con una instrumentación sencilla y clara. Llama la atención la sobriedad, algo que se aparecia sobre todo en la consola central, bastante más intuitva que la de sus rivales, donde abundan los botones. Al volante la posición es cómoda, aunque los asientos resultan blandos.

En el caso del Ford, el interior presenta un diseño más moderno que el del Toledo. El puesto de conducción es más recargado y la ergonomía no está tan conseguida, algo que se comprueba por ejemplo en la palanca de cambios, situada más alejada del conductor, si bien todo envuelve al conductor. La consola central tiene demasiados automatismos que obligan a un periodo de aprendizaje. Los asientos son los mejores de la comparativa; sujetan bien y se adaptan al cuerpo.

Por su parte el Astra es el que ofrece un acabado más cuidado. El diseño es novedoso y elegante. El conductor en seguida se siente cómodo al volante, con unos materiales bastante aparentes. En cuanto a las plazas traseras, el Toledo es el que ofrece más espacio en las cotas de distancia para las piernas y altura, al igual que un impresionante maletero que además incluye un amplio portón. Como colofón, el acceso a las plazas posteriores es el más cómodo de los tres.

Si bien la entrada de los pasajeros al Focus no plantea problemas, la habitabilidad es más justa que en el Toledo, sobre todo en lo referente a anchura y espacio longitudinal. En este apartado el Astra se muestra aún más pequeño debido al diseño de la carrocería, más estilizada en su parte trasera, lo que resta altura a los pasajeros y complica el acceso, porque hay que agachar más la cabeza para no rozar con el techo. Por espacio para las piernas está más compensado con respecto a sus rivales, aunque tampoco hay mucha anchura disponible.

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Un buen equilibrio
Al volante, el Toledo es un vehículo sencillo de conducir. Es el que menos potencia tiene, pero a cambio es el que ofrece un consumo más contenido –homologa menos de cuatro litros de media por cada 100 kilómetros–. Es el único que monta una caja de cinco velocidades que además cuenta con un escalonamiento y unos desarrollos de cambio largos, algo que penaliza en las recuperaciones. A bajas revoluciones el tacto es más bien aspero, por lo que es necesario subir el motor de vueltas para conseguir mover el vehículo con soltura, por ejemplo para realizar maniobras de adelantamiento, aunque en autopista estos desarrollos nos hacen circular a velocidades legales con el motor girando a tan solo 2.000 revoluciones, beneficiando así el citado consumo.

El motor 1.6 TDCi del Focus es un propulsor algo rudo sobre todo al ralentí, pero a cambio es bastante enérgico a partir de las 1.500 revoluciones y recupera con facilidad. El cambio de seis velocidades ofrece un buen escalonamiento y permite mantener el régimen de giro medio, el más utilizable. El consumo, aunque se pueden conseguir cifras ajustadas, no llega al nivel del Seat, más austero en este sentido, aunque el Ford sí equipa sistema Stop&Start con un funcionamiento muy correcto.

Por su parte, el bloque CDTi del Astra ofrece una buena respuesta a medio régimen, pero no es tan ágil al subir de revoluciones como el TDI de Seat. También cuenta con sistema Stop&Start.

Las variantes de cuatro puertas o sedán presentan una línea perfectamente equilibrada tanto en lo estético como en lo mecánico

El Toledo de nuestra prueba incluía unas llantas de 16 pulgadas con gomas 215/45, medidas excesivas si tenemos en cuenta la potencia del motor. La ventaja de este kit de ruedas es la posibilidad de montar discos de freno traseros, bastante mejores por tacto y potencia que los ya ‘superados’ frenos de tambor que vienen de serie. Estos neumáticos unidos a unas suspensiones bastante rígidas y a un chasis noble no plantean problemas incluso en conducción enérgica. La última generación del control de estabilidad ESC vela en todo momento sobre cualquier cambio de trayectoria que se pueda producir.

Si se buscas un carácter más homogéneo es preferible decantarse por las llantas de 15 pulgadas, más acordes con la filosofía del vehículo. Proporcionan un menor ruido de rodadura y por ello un mayor confort de marcha, algo básico dado que el aislamiento del Toledo es mejorable.

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Diferente comportamiento
El tacto de conducción del Focus es especialmente agradable con una dirección precisa y rápida. El buen chasis y un esquema se suspensiones más avanzado que el de sus rivales hacen del Ford un vehículo ágil y efectivo en una conducción ‘ligera’. El tarado de la amortiguación es más homogeneo que, por ejemplo en el Toledo, excesivamente rígido. El aislamiento interior también está más trabajado que en el resto de sus rivales.

Dinámicamente el Astra está a medio camino entre el Toledo y el Focus. El buen tarado de la suspensión, el aislamiento acústico del habitáculo y el tacto de la dirección y potencia de los frenos, crean un conjunto que nos permite ir bastante rápido. Si a esto unimos la efectiva suspensión variable opcional FlexRide –837 euros– tenemos un vehículo muy válido tanto para desplazamientos cortos como para viajes más largos, todo rodeado de un agradable ‘ambiente’.

Precisamente en este apartado tanto el Focus como el Astra –en menor medida el Toledo– permiten completar el equipamiento con componentes tecnológicos antes reservados a vehículos de un segmento superior. Todo ello hace de estas versiones tres volúmenes vehículos muy prácticos e interesantes.

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