Su imagen es realmente espectacular y sus proporciones ya dejan claro que no es precisamente un descapotable 'normal', como los del resto de la gama Mercedes. El Mercedes-AMG GT Roadster presume de un frontal diferente, con la especial calandra delantera denominada Panamericana, con 15 lamas verticales que rinden homenaje a aquellos 300 SL que en los años 50 disputaban la mítica prueba mexicana. Mantiene las dimensiones del modelo cerrado, aunque es ligeramente más bajo. La capota de material textil está realizada con tres capas de diferentes fibras, que consiguen un perfecto aislamiento, anclada sobre una estructura de magnesio. Se puede elegir el color de la capota entre el negro, rojo y beis. Se abre y cierra en solo 11 segundos hasta una velocidad de 50 kilómetros/hora y aunque no tiene una tapa que la cubra una vez plegada, queda perfectamente integrada con la línea de este precioso biplaza.

El Mercedes-AMG GT Roadster llega en dos presentaciones, como ya lo hizo el Coupé, pero ahora con más diferencias y mayor potencia. El motor es el mismo, el V8 biturbo desarrollado por AMG y acoplado a un cambio automático de doble embrague y siete relaciones. Mientras que en el modelo cerrado este bloque ofrece 476 caballos y el GT S 522 caballos, sin diferencias externas entre ellos, en el Roadster el 'pequeño' alcanza los 476 caballos en el primero y 557 CV en el GT C, denominación empleada para el más potente de los descapotables. Además, el más privilegiado en potencia se diferencia por su trasera 5,7 centímetros más ancha, con salidas de aire verticales en las aletas posteriores heredadas de la versión más radical de la gama, el GT R Coupé que alcanza los 585 caballos. En cuanto al equipamiento también hay diferencias, pues el GT C lleva de serie la dirección activa, eje trasero direccional, el control electrónico para el diferencial trasero de deslizamiento limitado, la suspensión regulable y frenos de mayor tamaño, aunque todavía se puede añadir la opción de los frenos cerámicos que cuestan 10.473 euros.

Dos versiones, dos estilos y dos acabados

Al perder el techo, el AMG GT Roadster incorpora en su estructura los refuerzos necesarios mantener la rigidez, lo que supone un peso añadido de casi 90 kilogramos en el caso del más potente GT C. El chasis y buena parte de la carrocería están realizados en aluminio pero, además, para no incrementar el peso con respecto al Coupé, en el Roadster la tapa del maletero está realizada en un material composite reforzado con fibra de carbono y el capó delantero como la es de magnesio, ligero y resistente. La aerodinámica también tiene su función activa, con el sistema AIRPANELdel a parrilla delantera, que abre o cierra la entrada de aire en función de las necesidades de flujo de aire y de refrigeración del motor, y el alerón posterior que se despliega automáticamente en función de la velocidad.
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Desde la llegada de la electrónica cualquier vehículo es capaz de adaptarse a los requerimientos de conducción de su propietario, pero en el caso de estos superdeportivos las posibilidades son casi infinitas.

Al sentarnos al volante del AMG GT Roadster tenemos una amplio abanico de configuraciones para conseguir que el vehículo se adapte a nuestros gustos o necesidades de conducción. Los programas de funcionamiento que regulan motor, cambio, suspensión, dirección y toda la electrónica de gestión son cuatro en el GT –Confort, Sport, Sport+ e Individual– mientras que el GT C cuenta con unoquinto programa denominado RACE que, como es fácil imaginar, es mucho más radical y pensado para la conducción en circuito. Además, el control de estabilidad también se puede 'adaptar' en tres niveles, desde el modo de serie que siempre va conectado para la máxima seguridad, un segundo denominado Sport Handling Mode que es mucho más permisivo con los derrapes y el último, que desconecta por completo cualquier ayuda para mantener el control en situaciones límite. No podíamos olvidar el escape, que también añade su dosis de personalización gracias a un interruptor en la consola central permite hacer que su sonido sea más bronco y con el característico 'petardeo' que producían antaño los V8 al reducir de marcha o levantar el pie del acelerador. En cualquier caso este sonido 'gordo' se activa automáticamente al seleccionar alguno de los programas Sport, Sport+ o RACE.

Un auténtico deportivo

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El AMG GT, a pesar de su denominación, está más lejos de los tradicionales GT de lo que se puede imaginar, éstos últimos más cómodos y suaves de reacciones como lo sería un SL. El AMG GT es más deportivo en todos los sentidos y no hay más que ver su silueta, con su afilado y largo morro que desplaza a los dos ocupantes hasta situarlos casi entre las dos ruedas traseras y muy bajos con respecto al suelo, algo que condiciona las sensaciones que perciben los dos pasajeros.

Sus reacciones son contundentes, la suspensión dura incluso en su posición Confort aunque sin llegar al exceso y cualquier movimiento lateral o vertical lo perciben los pasajeros con claridad.

En este Mercedes no se ha sacrificado la deportividad por conseguir una mayor comodidad, sino más bien al contrario y está más cerca de lo que es un verdadero deportivo, exigente con su conductor cuando se quiere ir deprisa. Sus reacciones son contundentes y rápidas y exigen concentración por parte del conductor para sacar partido de todo su potencial. Y si disfrutar de este biplaza en circuito, solo o con un acompañante no es suficiente, se pueden almacenar y analizar sus tandas de vueltas cualquier trazado gracias al AMG Track Pace, una aplicación incorporada en el equipo multimedia y que convierte el iPhone en un auténtico ingeniero de carreras y permite compartir la telemetría, videos, tiempos y toda la información de las vueltas directamente en Facebook, YouTube y redes sociales.

Los precios del Mercedes-AMG GT Roadster son de 159.200 euros para el GT y el 190.750 euros para el GT C, aunque como buen Mercedes hay muchos extras con lo que completar su equipamiento y que pueden añadir varias decenas de miles de euros a este ya de por sí exclusivo precio, como el vistoso paquete exterior de fibra de carbono para las carcasas de los retrovisores, el difusor trasero y el alerón delantero, que cuesta 5.953 euros, los asientos AMG de las fotografías que cuestan unos 3.500 euros y que incluyen el sistema AIRSCARFT de aire caliente hacia la nuca, o las diferentes decoraciones interiores.

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