La mayor de estas mejoras ha sido una drástica reducción del peso de este gran vehículo, cifrado en hasta 420 kilos en la versión más aligerada. Completamente fabricada en aluminio, la carrocería monocasco es única entre los grandes todoterreno de lujo. Y no tardamos al conducir el nuevo Range Rover en darnos cuenta de que el polivalente británico es ahora más ágil, eficiente y estable.

En carretera se han reducido mucho los balanceos de la carrocería. El Range Rover gira en las curvas más plano y se han reducido mucho las inercias, haciéndolo más ágil y firme en sus trayectorias. Un nuevo equipo de frenos Brembo, con enormes discos de 380 milímetros en las ruedas delanteras, y pinzas de seis pistones han reducido aún más por su parte las distancias de detención.

El diseño de la carrocería, fiel a sus principios de volúmenes cúbicos pero renovado en su detalle con ciertas influencias del Evoque, ha mejorado sustancialmente en aerodinámica (Cx=0,34). Y esto, unido a la reducción de peso y a una gama de motores de mayor eficiencia energética, ha propiciado que el consumo de combustible se haya reducido de manera importante respecto a la gama anterior del Range Rover; hasta un 22 por ciento en el caso del nuevo turbodiésel V6 de 258 caballos, que consigue una cifra de 7,5 litros a los cien kilómetros.

A este motor, fruto del desarrollo conjunto entre Ford y PSA que inicia la gama, le sigue otro turbodiésel, esta vez V8, de 339 caballos y un gigantesco par motor de 71,4 kgm. Las máximas prestaciones de este prestigioso modelo siguen confiadas al espectacular V8 Supercharged de gasolina (510 caballos) que anima asimismo a los modelos más poderosos de la gama Jaguar. Todos ellos se benefician de la caja de cambios automática de 8 relaciones.

En pista y campo abierto, la reducción de peso del Range Rover 2013 también ha cambiado radicalmente sus aptitudes franqueadoras y escaladoras. Pero aquí encontramos otra decisiva novedad en el Terrain Response 2. Este selector electrónico del funcionamiento de tracción 4x4 ha evolucionado incorporando ahora un modo completamente automático que analiza permanentemente las condiciones de rodaje y elige entre los ya conocidos modos de progresar (arena, nieve, roca, barro y roderas) sin necesidad de que nosotros tengamos que cambiar de uno a otro. El automatismo hace aún más fácil la conducción todoterreno y no hace falta ser un experto para que el Range Rover nos saque de los más complicados atolladeros.

La amortiguación neumática regulable, con un gran recorrido de suspensión, el descendedor automático de pendientes, la caja de transfer con reductoras y el diferencial autoblocante posterior terminan por aportar todas las garantías para incluir al nuevo Range Rover entre los todoterreno más eficaces de su clase.

El concepto de modelo sigue también la línea de sus antecesores en el interior. De limpio salpicadero y gran espacio habitable, nos sorprende una importante simplificación de los mandos, de los cuales han desaparecido casi la mitad para dar paso a una excelente ergonomía, muy poco habitual en los abigarrados puestos de conducción actuales. El acabado y calidad de materiales siguen siendo ejemplares, habiéndose renovado los equipamientos de multimedia, incorporando las últimas funciones y comandos táctiles de tecnología vanguardista.

Nuestro entusiasmo por este imponente modelo se enfría un tanto al conocer sus precios, 98.500 euros para el 3.0 V6 Diesel, 122.800 euros para el 4.4 V8 Diesel y 130.200 para el 5.0 Supercharged. Pero, como dicen los responsables de Range Rover ¿Quién te ofrece cuatro coches por esa suma, y además todos buenos? Y es que el Range Rover ha querido ser desde 1970 el coche definitivo y que sirva para todo, una cómoda berlina de representación, un capaz e incansable viajero, un infalible todo terreno de aventura/ocio y una robusta máquina para trabajar en el campo.

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