N o ha sido a la primera ni a la segunda así que ¡seguro que a la tercera va la vencida! Sinceramente tampoco porque no es que sea difícil ir recto con el Abarth 595 Competizione, ¡es que es prácticamente imposible! Las referencias que tenemos cogidas del S1 Sportback no sirven de nada en este 500 vitaminado. Allí donde el Audi permite frenar más tarde, trazar con la garantía de que nada se va a torcer debido a la transmisión integral quattro y acelerar a mitad del giro sin perder nada de tracción, el Competizione exige cambiar drásticamente de planteamientos. No sólo hay que exprimir los nuevos frenos Brembo a fondo para llegar enfilado al principio de la curva –la mordida es sensacional–, sino que está prohibido acelerar a fondo hasta que la dirección está enderezada; de lo contrario, el ‘culo’ comenzará a flotar por culpa del nervioso eje delantero. Y eso que este 595 monta un diferencial autoblocante que consigue mejorar la motricidad y eliminar las derrapadas, que son constantes, un sistema opcional todo sea dicho y que forma parte de un paquete que aconsejamos montar a pesar de que cuesta casi 3.000 euros. Si no lo llevara, este Abarth nos lo habría puesto mucho más difícil y hubiese sido imposible acercarse al S1 en momentos puntuales, sobre todo, en las curvas.

A todo lo que da
Pero es que el Audi está un paso por encima del Competizione por todos los sistemas que monta –tracción quattro entre otros–, a lo que se añade que el TFSI tiene 51 caballos más y logra un par superior que, encima, sale a relucir a un régimen inferior. En recta, por tanto, el italiano lo tiene complicado y pierde distancia cada segundo, lo que le obliga a tirar de la función Sport para contrarrestar y conseguir la explosividad que da liberar la mecánica electrónicamente. Con los 180 caballos reales bajo el pie derecho se consigue maquillar un poco las prestaciones punteras, pero es cierto que el Abarth no puede hacer más a nivel mecánico. Tampoco nos parece que esto sea un problema porque el Competizione aporta una bravura de la que hacen gala muy pocos coches, incluso en aquellos que se hacen llamar deportivos. Cada vez que pisamos el gas a fondo empiezan a suceder un cúmulo de cosas excitantes que hacen que nos regocijemos de placer; por ejemplo, ahí está la aguja de la presión del turbo coqueteando con los dos bares y los ronroneos y petardazos del escape Record Monza para teletransportarnos por sí solos al mundo de los cavallinos. Pero si hay algo que sobresale es la fuerza que hay que hacer con los brazos para sujetar enérgicamente el volante ya que cada acelerón deja a las claras que los 180 caballos son difíciles de gestionar para el tren delantero y eso que la dirección ¡va recta!

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Más madera
Del Abarth te puedes bajar sudando como si hubieses estado dos horas seguidas en el gimnasio, cosa que no sucede en el Audi, con el que siempre llegas hecho un pincel. La suspensión Koni del Abarth juega un papel importante en el comportamiento y es tan incómoda como increíblemente necesaria para dar consistencia en los cambios de apoyo, pero es tan seca que parece que hay un ‘terremoto’ cada vez que pasamos por encima de las líneas viales de la carretera; imagínate los baches… En esas mismas circunstancias, el Audi es confortable a pesar de que cuenta con una puesta a punto específica y muy diferente a la de la mayoría de A1 que circulan por las carreteras, que van luciendo las siglas cromadas TDI en su regordete portón.

Puestos a comprar un Abarth, hazte con un Competizione; nunca te arrepentirás salvo por su puesto de mandos. ¡Qué incómodo es!

Esa firmeza de la que hace gala el 595 viene impuesta a su vez por los neumáticos Michelin Pilot Sport 3 de perfil bajo y por los bacquets de la casa Sabelt, tan atractivos y racing como incómodos en todo aquel trayecto que supere la media hora, más si éste discurre por ciudad o por tramos de circunvalación que normalmente suelen estar en mal estado de conservación. El ambiente es tan extremo que estamos pensando en ponernos el mono y el casco y hacer unos tramos de rally en los que llevar al límite a esta pelotilla amarilla, que es lo único que nos pide el cuerpo, o más bien nos lo pide él.

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Con el Audi es imposible sentir nada parecido a pesar de ser bastante más rápido y preciso. Quizá esa efectividad sea la nota discordante, alabada por nuestro lado más angelical y detestada por la más diabólica…

Precio, equipamiento y ficha técnica del Abarth 595 Competizione 180 CV

Precio, equipamiento y ficha técnica del Audi S1 Sportback quattro 231 CV

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