Hereda la 'S' que han llevado los Miura o Countach más efectivos, esconde bajo una apariencia realmente continuista numerosas modificaciones técnicas y lo mejor de todo, sigue siendo un espectáculo en sí mismo. Hablamos del Lamborghini Aventador S y venimos de probarlo en Valencia, concretamente en el circuito Ricardo Tormo de Cheste y en las sinuosas carreteras del interior de esta provincia, aunque no han sido menos gratificantes los paseos por las principales calles de la ciudad, donde hemos coleccionado tantas miradas y nos han salido tantos amigos que hemos terminado por redescubrirnos a nosotros mismos.

Dicen que el tiempo te cambia, pero el tiempo al volante de un supercar de estas características te cambia mucho más. Te transmite superioridad, en todo lo largo y ancho de la palabra y al borde de la arrogancia, sientes que eres capaz de recorrer la mayor distancia que imagines en un suspiro, que no hay curva que no puedas trazar sin despeinarte y sobe todo, que no hay nada sobre el asfalto que pueda compararse contigo. Transformado en el Usain Bolt de la carretera, avanzas teniendo claro que nadie te va a discutir un sprint y que muy al contrario, los conductores de los otros deportivos, te pedirían encantados un autógrafo si pudieran. Así se ve la vida desde uno de los Lamborghini más rápidos de la historia y es que su diseño inspirado en las naves espaciales, las serpientes venenosas y los aviones de combate, despierta en los demás admiración y envidia a partes iguales, dos de los nutrientes más indicados para alimentar nuestro ego.

Después está el análisis de los ingenieros, que te cuentan que el splitter delantero en este 'S' es más prominente y que combina su efecto con un faldón superior estudiado para incrementar la carga aerodinámica en este eje hasta un 130% en curva rápida, pero también para favorecer la eficiencia en línea recta, concretamente un 50% respecto al modelo saliente. Además, el frontal de este Aventador S también conduce más aire hacia los pontones traseros lo que favorece a la refrigeración del motor, algo que ha posibilitado el aumento de su potencia. Sí, el motor V12 revisado alcanza los 740 caballos que son 40 más que el Aventador actual y sólo 10 menos que el demencial Aventador SV que también probamos recientemente. Se muestra un punto más voluntarioso que antes, o al menos eso reflejan sus cifras. Acelera de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos, de 0 a 200 km/h en 8,8 y –atención– de 0 a 300 km/h en sólo 24,2 segundos. Por supuesto, su velocidad punta es superior a los 350 km/h aunque no es sencillo encontrar un escenario donde poder comprobarlo.

A los mandos del Aventador S, los 40 caballos extra no son determinantes, ni mucho menos. De hecho, en aceleración su efecto pasa inadvertido pero lo que sí llama la atención es el sonido del remozado V12, un punto más grave e intenso gracias a la triple salida de escape central que ha estrenado este modelo. No sólo se agradecen a la vista, también al oído. Y sino sube el volumen de los altavoces y tómate la molestia de comprobarlo tú mismo en este vídeo.

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Como has podido apreciar, los cambios en la aerodinámica o el propulsor de este Aventador S no han sido los únicos, ni siquiera los más importantes a nuestro juicio. Es más apreciable la mejora en la respuesta del cambio ISR de 7 velocidades y un sólo embrague, especialmente más rápido en los modos deportivos si bien sigue dando los característicos tirones que –entendemos– son del agrado de quienes buscan sensaciones extremas en los coches de Sant'Agata. Nosotros sacrificaríamos algo de espectáculo en pro de una mayor eficacia en este aspecto, pero entendemos que sea algo subjetivo. De la misma forma, la suspensión adaptativa se muestra ahora un punto más cómoda en carretera y más rígida en circuito y al igual que y la dirección, el acelerador o la gestión electrónica del cambio, puede acoplar su funcionamiento en base a los conocidos modos de conducción Strada, Sport y Corsa. Eso sí, un nuevo modo EGO –el nombre no puede ser más acertado– permite al conductor ajustar a su gusto estos cuatro elementos y combinarlos a su antojo.

Pero no nos engañemos, el mayor avance de este último Lamborghini en relación a su antecesor es el sistema de 4 ruedas directrices que ha propiciado un cambio en la tracción total y todos los asistentes electrónicos. Que las ruedas traseras giren se nota y mucho en un deportivo de gran calado como éste, que alcanza los dos metros de ancho y roza los cinco de largo. Ahora entra en las curvas notablemente más rápido y redondea el vértice de las mismas gracias a una zaga más viva. Al principio cuesta incluso cogerle el punto pues la sensación es similar a la que tienes cuando abusas del gas y entras en sobreviraje. Pero nada más lejos de la realidad, los neumáticos P Zero –desarrollados por Pirelli especialmente para este modelo– no deslizan en ningún momento, simplemente giran hacia uno u otro lado para que enlaces curvas a una velocidad endiablada y con el mínimo esfuerzo, sin necesidad de girar demasiado el volante, prácticamente sin despeinarte.

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A la acción de este sistema de 4 ruedas directrices se suma la ya conocida tracción total que mediante los diferenciales, distribuye el par al tren delantero o al posterior en función de las condiciones de adherencia y del tipo de conducción que estemos realizando. Con una electrónica igualmente recalibrada, notamos como el Aventador S es más rápido en circuito y también un punto más asequible cuando nos aproximamos a sus límites en carretera. Además, un equipo de frenos con discos ventilados de 400 mm de diámetro delante y 380 mm detrás nos permiten apurar las frenadas con confianza, pues demuestran rendimiento y resistencia a partes iguales.

En definitiva, estamos ante un Lamborghini tan extremo como esperan los más entusiastas de la marca, tan efectivo como para completar el circuito de Nürburgring-Nordschleife en sólo 6:59.73 antes de esta evolución y tan espectacular como para atrapar la atención de propios y extraños. Pero lo mejor de todo es que no se nos ocurre nada que reporte tanto placer y distinción por lo que cuesta. Sí, son 281.550 euros impuestos aparte, es decir, unos 375.000 euros pero, ¿y lo que te ibas a ahorrar en psicólogos?